Quizás hayan oído la estadística que señala que casi la mitad de los abortos
que se realizan cada día en Estados Unidos son reincidentes. En otras
palabras, prácticamente una de cada dos mujeres que entran en un abortuario ya
han se han hecho el procedimiento.
¿Pero cuántas veces?
De los abortos que se informaron en 1999 al Centro para el Control de las
Enfermedades (Center for Disease Control – CDC), el 26,2% de las mujeres que
abortaron habían tenido un aborto previo; el 11,2 % había tenido dos
abortos previos, y el 7,5 % había tenido tres o más abortos previos.
La situación podría ser aún peor, porque los informes de los estados al CDC son
voluntarios, y el estado donde hay más abortos, California, no reporta.
Cuarenta y seis estados informan, para un total de 861.789 abortos legales
inducidos en 1999. Ello significa que en un año, usando los datos disponibles
más conservadores, se practicaron 64.634 abortos a mujeres que habían tenido
tres abortos previos o más.
¿Por qué tiene una mujer múltiples abortos?
Varios factores explican esto. El Dr. Philip Ney señala que el embarazo, como
el sueño, es un bioritmo. Si a Ud. lo despiertan en el medio de la noche,
su cuerpo dice, "Vuelva a dormir". Quienes abortan, por lo tanto,
sienten, el deseo de quedar embaradas nuevamente. Se ha interrumpido un
bioritmo. Muchos quieren un bebé de "remplazo" o "propiciación".
Sin embargo, cuando están nuevamente embarazadas, se dan cuenta (o alguien
les hace ver) que las mismas circunstancias que las llevaron al aborto
todavía existen. Por lo tanto, se sigue un nuevo aborto. A menudo la madre,
embarazada por segunda vez, piensa: "He abortado a mi primer hijo. No soy digna
de ser madre. No merezco este niño". Y va al abortuario. Los abortos repetidos
son un signo de ambivalencia, y a veces de auto-castigo.
La Dra. Teresa Burke también explica, "Los abortos repetidos y los embarazos
de remplazo son dos formas comunes en que las mujeres reviven elementos del
trauma de sus abortos" (Forbidden Grief, p.110). Como dice el Dr. Ney, "la
tragedia no se repite porque no entendamos, sino porque estamos tratando de
entender". (Deeply Damaged, p. 118) En otras palabras, un conflicto subyacente,
quizás creado por un trauma previo, no está resuelto. Nos damos cuenta de que no
podemos resolverlo simplemente repitiéndolo en nuestras mentes. Así que lo
re-vivimos. Esto ocurre en muchas áreas de la vida. El niño abusado
sexualmente puede volverse seductor; el niño a quien le faltó afecto y caricias
puede buscar un compañero emocionalmente frío, y así sucesivamente. Repetimos lo
que no entendemos, con la esperanza de dominarlo.
Los abortos repetidos pueden ser repulsivos aún para la gente que se
auto-denomina "pro-elección" (pro-choice) y aún para aquellos que trabajan en
abortuarios. A veces nuestra reacción es exasperada, indignada, "¡¡¿¿Cómo pudo
haber hecho eso??!!" Pero deberíamos modificar la pregunta, en cambio, a "¿Cómo
puedo ayudarle a sanar?" Esta pregunta expresa el corazón del movimiento
pro-vida, un movimiento que conoce que el destino de la madre y el hijo están
interrelacionados para siempre y que no podemos amar a uno sin amar al otro.
Que comience la sanación.
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