Reflexiones sobre las Responsabilidades Políticas de los
Cristianos
Introducción
I La Religión no se desliga de la
política
Referencias Bíblicas
La naturaleza de la oración
El ejemplo de María
La relación entre este mundo y el
siguiente
La vida religiosa y la vida espiritual
El plan pastoral de los Obispos Americanos y
otras exhortaciones
Todos los votos cuentan
II El César debe también obedecer a Dios
Referencias Bíblicas
La separación entre Dios y Estado
La Iglesia no se limita únicamente a
enseñar las verdades reveladas
Político pero no partidista: La libertad
de seguir el Evangelio
"La moralidad no se puede legislar"
III El Derecho a la Vida es Fundamental
La Declaración de la Independencia y
el propósito del Gobierno
Persona con tema único
INTRODUCCIÓN
El ministerio de Sacerdotes Por la Vida existe para ayudarle al clero y a
toda la Iglesia a responder en contra de la tragedia del aborto. Una de las
muchas formas de responder es el esfuerzo que se hace para cambiar políticas
publicas, y una de las maneras que se pueden cambiar dichas políticas es
participando informada y activamente en las elecciones nacionales.
Este folleto contiene una serie de reflexiones breves que ayudan a entender
cómo y porqué debemos ejercer como creyentes, nuestras responsabilidades
políticas. Las reflexiones proceden de las mismas enseñanzas de las Sagradas
Escrituras, del Concilio Vaticano II, de Su Santidad el Papa Juan Pablo II, y de
los Obispos Católicos de los Estados Unidos. Este documento, no es un análisis
exhaustivo sobre cada tema, sino un "panorama pastoral" de cada uno de ellos
para ayudar a vencer los malos entendidos y lemas que nos crean apatías en
cuanto a nuestras responsabilidades cívicas, o a la falacia de que la vida
religiosa y la vida política deben de alguna manera estar desasociadas.
La asociación "Sacerdotes por la Vida" tiene series educativas y material
didáctico sobre este tema, incluyendo inserciones para boletines parroquiales.
Contáctenos para solicitar sus materiales.
Fr. Frank Pavone, Director Nacional
I La religión no se desliga de la política
Referencias Bíblicas
Cada Cristiano tiene responsabilidades políticas en este mundo, según su
vocación en la vida.
Las Sagradas Escrituras nos dan la perspectiva correcta para comprender
adecuadamente nuestra responsabilidad política. San Pablo le escribe a los
Filipenses, "Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de allí esperamos al
Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesús, El Señor." (Fil. 3:20) San Pedro
escribe, "Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación
consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo" (1Pe 2:9) La carta a los Hebreos dice,
"sabiendo que no tenemos aquí una patria permanente, sino que andamos en busca
de la futura." (Heb. 13:14)
En otras palabras, le pertenecemos a Cristo. La palabra "Iglesia" (ecclesia
en Latín y Griego) significa "llamado a unión" Hemos sido llamados a unirnos,
por la palabra de Dios. En realidad hemos sido confiados a la palabra, y le
pertenecemos a "Él" quien la habla.
Sin embargo continuamos siendo ciudadanos de este mundo. Jesús oró con las
siguientes palabras para Sus apóstoles, y para nosotros también, la noche previa
a su muerte: " No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del
Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos
mediante la verdad." (Jn 17:15-17) Somos ciudadanos del cielo, que vivimos en
este mundo y damos testimonio de las verdades de Dios en el mundo. Al estar
frente a Pilato, Jesús dijo que su reino no era de este mundo, pero que vino al
mundo a dar testimonio de la verdad. (Véase Juan 18: 33-38) Nosotros hemos sido
llamados para hacer lo mismo.
La naturaleza de la oración
El fundamento de todo lo bueno que podemos realizar es la oración. "Sin
mí" dijo Cristo, "no pueden hacer nada" (Jn 15:5) Jesús no solo nos "ayuda",
como si nosotros hiciéramos todo y El de repente viene a aliviar nuestro pesar.
Al contrario, nosotros no podemos ni comenzar a hacer nada bueno sin Su acción
salvadora para nosotros. Todo lo que hacemos proviene de Su Gracia. Necesitamos
orar más y con mayor fervor.
Pero hay que tener cuidado de no abusar de algo bueno. Hasta la oración puede
convertirse en una excusa, un escape de nuestras responsabilidades para no tomar
acción. La tentación puede ser especialmente fuerte cuando se debe tomar una
acción que es política. Sin embargo, hemos sido llamados para hacer algo.
¿Porqué?
¡Por la misma razón que hemos sido llamados a orar! ¿En realidad necesita
Dios que oremos? ¿Necesita El que se le recuerde Sus responsabilidades, o que se
le diga que es lo que tiene que hacer? Por supuesto que no. Sin embargo nos
llama a orar, porque Él quiere que nos involucremos en lo que Él hace. Por lo
tanto, si Él nos llama a orar, aunque Él puede hacer todo sin necesidad de
nuestras oraciones, es lógico que Él nos llame a actuar, aunque Él lo pueda
hacer todo sin que hagamos algo. Dios no nos llama porque nos necesita sino
porque Él quiere utilizarnos.
La oración no es de solo pedirle a Dios que haga algo. Esa es una parte, pero
hay más. La oración es la unión con Dios. Orar significa que nos abrimos a lo
ancho para que Dios venga y haga algo en nosotros. La oración y la acción no son
pociones separadas, sino que son dos aspectos de la misma realidad: la unión con
Dios. Cuando oramos, nos dirigimos a un Dios vivo, un fuego ardiente, la fuente
de toda actividad. Cuando dejamos de orar, no nos deberíamos sentir descansados
sino con deseos de hacer algo. No deberíamos sentir que hemos cumplido con
nuestra tarea sino que deberíamos sentir que se nos acaba de dar una tarea por
hacer.
Hay que tener cuidado cuando le pedimos a Dios que detenga la injusticia. Su
respuesta puede ser que desde el Cielo nos tome y nos levante para introducirnos
en la batalla. Dios no va a romper los cielos y bajar para decirle al país que
detengan las injusticias. Lo que hará es poner una convicción dentro de nuestros
corazones junto con palabras en nuestros labios y nos ordenará que hablemos y
actuemos. Ojalá nunca usemos la oración para escaparnos de la acción. Mejor,
sumerjámonos en la verdadera oración, la cual nos impulsa a actuar en unión con
Dios quien destruye la muerte y restaura la vida.
La oración nos ayuda a crecer en la virtud de la caridad, un aspecto de la
caridad es que nos preocupamos verdaderamente en como vive la gente. Tratamos de
mejorarles sus vidas. Solo orar no es suficiente.
El ejemplo de María
Esta verdad se hace clara al ver la vida de la mujer que ha tenido la
mayor intimidad con Dios y una vida profunda de oración, la Virgen María.
En la Anunciación, el Arcángel Gabriel le dijo a Maria que seria la Madre de
Dios (Lu. 1:26-28) María, recibió el mensaje de Gabriel con asombro. Sin embargo
el Ángel también le dijo que su prima Isabel estaba embarazada. A pesar del
llamado tan alto que se le acababa de dar, ella no perdió de vista la necesidad
de su prima Isabel.
Hizo un viaje tan arduo por la zona montañosa de Jerusalén para ir a atender
por tres meses a Isabel. María se mantuvo en contacto con ambas realidades, la
celestial y la terrenal.
La verdad de su nueva posición no la distrajo de las necesidades de Isabel.
María respondió a esas necesidades de manera práctica. Ella resistió todo tipo
de tentación de sentirse absorta en sí misma o en sus experiencias religiosas.
La vemos dar el mismo ejemplo en Caná. La celebración en la compañía de
Cristo y los Apóstoles no la cegó de ver las necesidades de los recién casados.
El vino se había terminado, y Ella respondió.
En la psiquiatría existe un axioma que se llama "comportamiento de creencia".
Si creemos que el mundo necesita ser cambiado, y eso es lo que Dios nos manda
hacer, entonces convertimos esa convicción en acción.
La relación entre este mundo y el siguiente
Para entender nuestra responsabilidad política, necesitamos entender la
naturaleza del cielo, de la vida eterna, de nuestras actividades en el mundo
venidero, y la relación que dichas actividades tienen con nuestras actividades
en este mundo.
Algunas personas tienen miedo de ir al cielo. Sin embargo, tienen más miedo
de la alternativa, por supuesto. Tal como debe ser. Pero el temor del cielo
puede resultar de un mal entendimiento de frases tan comunes como "descanso
eterno" y "por siempre". En este mundo descansamos pero solo por un pequeño
momento. Luego nos levantamos y queremos hacer algo. No nos sentimos inclinados
a querer descansar para siempre.
Afortunadamente, eso no es lo que "descanso eterno" significa. El descanso
eterno no es lo mismo que estar inactivo, sino que es alcanzar el objetivo por
el cual uno es creado. Cuando alguien busca una educación superior, por ejemplo,
se siente en "descanso" cuando logra graduarse. Eso no significa inactividad,
sino que de hecho, el graduarse significa que lo pudo hacer tomando nuevas
actividades que fueron necesarias tomar y emplear toda su experiencia,
conocimiento y habilidades para llegar a ese gran momento de la graduación. En
la próxima vida, seremos activos. De hecho, nuestra capacidad será muchísimo más
grande de lo que es ahora. Habremos alcanzado el propósito para el cual fuimos
creados, principalmente, en unión con Dios. No nos aburriremos. Cada momento del
cielo será nuevo y sorprendente, puesto que siempre estaremos viendo y
conociendo más a Dios de lo que lo conocimos o vimos en el pasado.
En la próxima vida, no seremos ángeles. Creemos en la resurrección del
cuerpo, y del universo completo. "Esperamos un nuevo cielo y una nueva
tierra..." (2Pe. 3:13) Dios nos creo como seres humanos, la perfecta unidad del
cuerpo y el alma. La próxima vida será tan física como lo será espiritual. Se
nos recuerda esto con el hecho del mismo Señor cuando comió un pescado después
que resucitó de entre los muertos (véase Lc. 24: 36-43)
La organización de la sociedad en todas sus dinámicas políticas es buena, no
hay nada malo en ello. Sin embargo, recordemos que lo bueno siempre tiene un mal
entretejido, pero por la misma actividad salvadora, Dios purifica lo bueno; El
no lo destruye. En la vida venidera, todo lo bueno de la Creación de Dios habrá
sido purificado. Ese mundo no esta desconectado de este. Lo bueno que hagamos y
cultivemos aquí, lo encontraremos de nuevo en el otro lado de la muerte.
El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Iglesia en el Mundo
Moderno (Gaudium et Spes) habla sobre la relación entre nuestra actividad en
este mundo y el mundo venidero con las siguientes palabras:
"No sabemos, ni el momento de la consumación de la tierra
y del hombre, ni la forma en la que el universo será transformado. Este mundo,
distorsionado por el pecado, está pasando, y se nos muestra que Dios está
preparando una nueva morada y una nueva tierra en la cual la justicia
prevalecerá, cuya felicidad sobrepasará todos los deseos de paz de todos los
corazones humanos juntos. Entonces una vez conquistada la muerte los hijos de
Dios serán elevados en Cristo, y lo que una vez fue sembrado en la debilidad y
el deshonor será revestido con lo imperecedero: La caridad y todas sus obras
permanecerán por siempre y toda la Creación que Dios hizo para el hombre, será
liberada de su esclavitud de perdición."
" Hemos sido advertidos, por supuesto, en que de nada le
sirve al hombre ganar todo el mundo si se pierde él mismo. Lejos de reducir
nuestra preocupación por el desarrollo de la tierra, la esperanza de la nueva
tierra nos debe animar a seguir adelante, ya que aquí el cuerpo de la nueva
familia humana crece, prefigurando de alguna manera la era que está por venir.
Por ello, aunque debemos ser cuidadosos al distinguir progreso terrenal con la
expansión del Reino de Cristo, dicho progreso es de vital importancia para el
Reino de Dios, en cuanto pueda contribuir para el mejoramiento del orden de la
sociedad humana."
"Cuando hayamos propagado sobre la tierra los frutos de
nuestra naturaleza y nuestros empeños, la dignidad humana, la comunión
fraternal, y la libertad, de acuerdo al mandamiento del Señor, en Su Espíritu
los encontraremos de nuevo, esta vez, limpios de la mancha del pecado,
iluminados y transfigurados, cuando Cristo le presenta al Padre un Reino eterno
y universal "de verdad y vida, un reino de santidad y gracia, un reino de
justicia, amor y de paz." En la tierra, este reino se encuentra presente de
manera misteriosa; cuando El Señor venga, el Reino entrará en Su perfección."
(GS 39)
La religión a veces ha sido criticada por enfocar mucho
la atención de la gente en la promesa del mundo venidero, descuidando así el
mejoramiento y desarrollo de este mundo. Sin embargo, esto indica que nuestra
creencia en el cielo nos debe hacer aun más atentos con la tierra. El hecho de
que sabemos que el ser humano vivirá para siempre significa que necesitamos
cuidarlos desde ahora. El bien que hagamos en esta sociedad terrenal, se
convierte en el fundamento del mundo venidero. Todo es un obsequio de Dios el
cual alcanza su perfección con la venida de Cristo, sin embargo tenemos una
participación real al preparar esa realidad.
La vida religiosa y la vida espiritual
El mismo documento, Gaudium et Spes, lamenta la separación entre fe y
vida practica. Algunas personas no pueden distinguir adecuadamente entre vida
espiritual y vida religiosa. La "vida religiosa" consiste en practicas
explícitamente religiosas que se realizan en tiempos específicos, como por
ejemplo el culto dominical o las devociones privadas, la "vida espiritual"
significa la relación con Dios, la unión a Su Voluntad, en todo tiempo y en todo
lugar. Trabajar en lo que sea nuestra vocación, aunque para la mayoría de la
gente no es específicamente religioso, es una gran oportunidad para unirnos a
Dios si ese trabajo se hizo de acuerdo a Su voluntad. Cada trabajo que hacemos,
de hecho, nos acerca más a Dios o nos separa de Él. No hay camino a medias en la
vida espiritual. Se nos llama a hacer todo por El Señor y en El Señor.
En el primer capítulo de Isaías, vemos que Dios se enoja con Su gente. Aunque
él mismo les dio los ritos y sacrificios que debían hacer, les dice después que
esta cansado de ellos y que no quiere mas de ellos. De hecho, les dice que ni
siquiera escuchará sus oraciones. El problema, como explica después El Señor, es
que la gente tiene sangre en sus manos. Ellos le rendían culto a Dios, pero
ignoraban las injusticias a sus alrededores. Dios les exigió que hicieran algo
para detener la injusticia. Por lo tanto, no es suficiente que se lleven a cabo
prácticas religiosas si dichos actos de culto no nos llevan a tener mayor
interés en lo que sucede a nuestro alrededor en este mundo. Estos actos de culto
son desagradables para Dios.
Cualquier religión de cualquier lugar en cualquier tiempo, si nos permite
ignorar las injusticias y matanzas, no es una religión auténtica y no salvará a
nadie. Nuestra responsabilidad política deriva de eso.
El plan pastoral de los Obispos Americanos y
otras exhortaciones
El Plan Pastoral de los Obispos de Estados Unidos para las actividades
Pro-vida (Revisión 2001, Una campaña en apoyo a la vida) contiene, como parte
integral de su estructura, una sección de políticas publicas. Los Obispos dicen,
"Proteger y promover los derechos inviolables de las personas es la
responsabilidad más solemne de las autoridades civiles. Como Americanos y como
líderes religiosos, estamos comprometidos a gobernar por medio de un sistema de
ley que proteja los derechos humanos y mantenga un bien común.
Recordemos que La Iglesia debe estar siempre comprometida con la tarea de
educar y apoyar a los laicos que están involucrados en la fabricación de leyes,
en la gobernabilidad y la administración de la justicia, para que la legislación
refleje siempre los principios y valores morales que estén en conformidad con
una antropología y avance del bien común" (La Iglesia en América, no. 19,
citando el Sínodo de América, propuesta 72.)
La Declaración de Independencia, escrita hace más de doscientos años, habla
de las leyes de la Naturaleza y la Naturaleza de Dios al hacer esta afirmación
histórica:
" Mantenemos estas verdades como evidencia, de que todos somos creados en
igualdad, que a todos se nos han dado, por el Creador, ciertos derechos
inviolables que son la Vida, la Libertad, y la búsqueda de la Felicidad".
Hoy en día vemos las tensiones escalar entre estos principios fundamentales y la
realidad política en que vivimos. Nunca antes se había visto mayor esfuerzo de
ignorar el derecho de vida de los niños que aun no han nacido, la legalización
de la eutanasia y el suicidio asistido, como lo vemos ahora.
Cada cuatro años, cuando nuestra nación se enfrenta con los comicios de las
elecciones nacionales, la junta administrativa de los Obispos de Estados Unidos,
emiten un comunicado sobre la responsabilidad política de los Cristianos. En su
comunicado de 1995, Responsabilidad Política, los Obispos declararon que, "En
la tradición Católica, el civismo es una virtud; la participación en el proceso
político es una obligación. No somos una secta que se escapa del mundo, sino una
comunidad de fe llamada a renovar la tierra." No estamos en este mundo por
accidente. Tampoco estamos aquí para dejarlo tal como esta. Estamos aquí en este
mundo para cambiar el mundo en uno mejor.
En su comunicado de 1999, los Obispos reiteraron este tema con las siguientes
palabras:
"Algunas veces unos pocos candidatos y no los partidos enteros, reflejan
nuestros valores. Sin embargo no podemos retroceder. El nuevo milenio debe ser
una oportunidad para una participación renovadora. Debemos retar a todos los
partidos y a cada candidato a defender la vida humana y la dignidad, a buscar
mayor justicia y paz, a promover la vida familiar, y a avanzar hacia un bien
común." (Junta Administrativa de los Obispos, Responsabilidad Cívica, 1999,
p5)
"Para los Católicos, la virtud pública es tan importante como la privada
en la reconstrucción del bien común. En la tradición Católica, el civismo
responsable es una virtud; la participación en el proceso político es una
obligación moral. Todo creyente está llamado a formar parte de una ciudadanía
responsable, a ser un participante informado, activo y serio en el proceso
político." (p9)
Todos los votos cuentan
Los Obispos que se reunieron para el Concilio Vaticano II, explícitamente
enseñaron en el documento Gaudium et Spes, que tenemos la obligación de votar.
Si un sacerdote dice que se debe hacer algo, se toma con seriedad. Si un
Obispo lo dice, se tiene que tomar con mayor prioridad. Ahora, ¿qué pasa si
miles de Obispos los dicen? Precisamente ese es el caso aquí.
No decimos por quien votar, no deberíamos, no es nuestro trabajo, lo que sí
es nuestro trabajo, como ministros del Evangelio, es formar a la gente en los
principios y animarlos, según sus habilidades, a evaluar la situación que
enfrentan con cada elección.
Algunas personas sienten que sus votos no cuentan, que no harían una gran
diferencia. Preguntémonos ¿cuántas personas piensan de la misma manera? ¿Cuántas
personas que piensan de esa manera son demasiadas? Si hay demasiadas personas
que piensan de la misma manera, lo mejor es comenzar a cambiar la manera de
pensar.
Otro documento que es central para estas consideraciones es el comunicado de
1998 de los Obispos de Estados Unidos "Vivir el Evangelio de la Vida: Reto a los
Católicos de Estados Unidos"
Los Obispos nos exhortan "Animamos a todos los ciudadanos, especialmente a
los Católicos, que consideren su civismo, no solo como un deber y un privilegio,
sino como una oportunidad para participar con gran sentido en la edificación de
la cultura de la vida. Todas las voces cuentan en el foro público. Todos los
votos cuentan. Todos los actos de civismo responsable son un ejercicio de gran
valor individual. Debemos ejercer ese poder de manera que defienda la vida
humana, especialmente la de los hijos de Dios que aún no han nacido, que son
minusválidos o indefensos" (Obispos de los Estados Unidos, Vivir El
Evangelio de la Vida, 1998, N.34)
II El César debe también obedecer a
Dios
Referencias Bíblicas
Un tema importante de la historia del Antiguo Testamento es la manera en
que Israel, la gente de Dios, se relacionaba con las naciones que le rodeaban.
La gente de la alianza no debía seguir las practicas idolatras de todas esas
naciones. Israel, después de todo, tenia el beneficio de la Ley de Dios
revelada. Las otras naciones no la tenían.
Una cosa que los Israelitas querían imitar, era el hecho de que otras
naciones tenían un rey. Hubo un momento en el que le exigieron a Samuel el
profeta, "Danos un rey" al consultarlo con El Señor le dijo a Samuel que "si
ellos piden un rey, les daremos un rey." Pero Dios también les dio una
advertencia esencial: que ambos, la gente y sus reyes, tienen un rey en el
cielo. El bienestar de la nación depende de la obediencia que el rey y la gente
le den al Rey del Cielo. (véase 1Samuel 8:1-22 y 12:13-15)
El Señor Jesús expresa lo mismo en Mateo 22: 15-22. Cuando le preguntaron si
los impuestos deberían ser pagados al César, Jesús preguntó de quien era la
imagen en la moneda. "La del César" fue la respuesta. El Señor entonces dijo,
"Entonces denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (MT
22:21)
La moneda le pertenece al César, porque tiene la imagen del César. Los seres
humanos le pertenecen a Dios, porque fuimos hechos a imagen de Dios. Lo que este
pasaje implica es que en lo que le pertenece a Dios incluye al mismo César. El
César debe obedecer a Dios.
La separación entre Dios y Estado
Tanto el pasaje del Primer libro de Samuel como el del Evangelio según
San Mateo, enseñan lo que el Concilio Vaticano II cubre en gran detalle,
principalmente que la separación de Iglesia y Estado no significan una
separación de Dios y de Estado. Si se separa el Estado de Dios, el Estado se
desintegra. La Iglesia no tiene una misión política, sin embargo sí tiene una
responsabilidad política: Dar testimonio de las verdades morales sin las que el
bien común, el cual es el propósito de la institución de los gobiernos, no
podría sobrevivir. Estas verdades morales son básicas y van más allá de los
límites de creencias de cualquier denominación. Debido a que son verdades, deben
darle formar la política pública.
No son solo los individuos los que tienen la obligación de obedecer a Dios
sino que también los gobiernos.
Los Cristianos tienen el deber de ser activos en la política, registrarse,
votar, presionar y educar a los candidatos y oficiales electos, y hablar sobre
los temas que afectan el bien común. La Iglesia no instala urnas electorales,
pero cuando uno va a votar, no dejamos de ser miembros de la Iglesia. Si no
reestructuramos la política pública de acuerdo a las verdades morales, ¿porqué
creer entonces en las verdades morales?
El tiempo ha llegado, el reto está presente. Ya no debemos pensar que la
religión es pura "cuestión privada". Cristo enseñó en público y fue crucificado
en público. Ahora, resucitado, nos coloca en la arena pública, con la misión de
hacer discípulos a todas las naciones (Mt. 28: 18-20) Ojalá no le fallemos ni a
Dios ni a nuestra nación.
"El Evangelio de la vida debe ser proclamado, y la vida humana defendida,
en todo tiempo y en todo lugar. El campo de acción para la responsabilidad moral
incluye no solo los corredores del gobierno sino también las urnas electorales.
Las leyes que permiten el aborto, la eutanasia y el suicidio asistido son
profundamente injustos, y debemos luchar por medios pacíficos sin descanso para
oponernos a ellas y cambiarlas. Porque son injustas, no pueden obligar a ningún
ciudadano a ir en contra de su conciencia, apoyarlas, aceptarlas o reconocerlas
como válidas." (Obispos de Estados Unidos, Viviendo el Evangelio de la Vida,
1998 N.33)
"Parecen existir dudas sobre si la relación cercana entre la actividad
humana y la religión, ponen en peligro la autonomía del hombre, de
organizaciones y de la ciencia. Si por la "autonomía de cuestiones terrenales"
se refiere al descubrimiento gradual, y el ordenamiento de leyes y valores de la
sociedad, entonces la demanda por autonomía está perfectamente en orden: es el
reclamo del hombre moderno y el deseo del Creador...Sin embargo, si por la frase
"autonomía de asuntos terrenales" se refiere a que los materiales no dependen de
Dios y que el hombre los puede usar como si no tuvieran relación alguna con su
creador, entonces la falacia de dicho reclamo sería obvia para cualquiera que
cree en Dios. Sin su creador, no puede existir la criatura. De cualquier modo,
sin importar su religión, los creyentes siempre han reconocido la voz y la
revelación de Dios en el lenguaje de las criaturas. De todos modos, una vez se
pierde de vista a Dios, también la criatura se pierde de vista." (Gaudium et
Spes, N. 65)
Juan Pablo II escribió en su encíclica El Evangelio de la Vida, "la
democracia no puede ser idolatrada al punto de sustituir la moralidad con la
inmoralidad. Fundamentalmente, la democracia es un "sistema" y como tal es un
medio y no el fin. Su valor "moral" no es automático pero depende de su
conformidad con la ley moral, así como toda forma de comportamiento humano debe
ser sometido; en otras palabras, su moralidad depende de la moralidad de los
fines que busca y los medios que se utilizan. Si hoy vemos un consenso casi
universal con respecto al valor de la democracia, se debe considerar una muestra
positiva de los tiempos, como lo ha notado frecuentemente el Magisterio de la
Iglesia. Pero el valor de la democracia se mantiene o se desploma según los
valores que adopta y promueve. Por supuesto que los valores como la dignidad de
cada ser humano como persona, el respeto a los derechos humanos, y la adopción
de "el bien común" como fin y criterio para regular la vida política, son
ciertamente fundamentales y no deben ser ignorados." (EV 70)
En otras palabras, algunas cosas necesitan estar más allá del alcance de la
mayoría porque ellos personifican los valores que una sociedad necesita para
sobrevivir, y que nadie tiene el derecho de ignorar o rechazar. Ninguna mayoría
puede convertir lo malo en aceptable.
Esta nación es un experimento de auto-gobernación. Si este experimento tiene
éxito o falla depende de nuestra fidelidad a este principio. La gente no se
puede gobernar a sí misma si han perdido el sentido de qué es bueno o malo. Si
nos hacemos exentos del desafiante proceso de gobernar un país, entonces
permitimos que alguien nos gobierne.
Algunos llaman nuestras enseñanzas en el derecho a la vida "divisiva".
Nuestra nación fue fundada sobre la base del reconocimiento de ciertos
principios morales básicos, entre los que se encuentra que el derecho a la vida
es innegable, es dado por El Creador, y debe ser protegido por el gobierno. La
misma grandeza de América depende del poder aferrarse o no a esta verdad. ¿Cómo
pues, puede uno considerar "divisivo" el mismo principio en el cual nuestra
unidad se sostiene como nación?
Algunos hablan de una "sociedad pluralista". Hay muchas formas de pluralismo
en nuestra sociedad: hay variedades de culturas, de arte, de razas, de escuelas
de pensamientos. Sin embargo, la misma frase "sociedad pluralista" indica que es
una sola. La palabra pluralista utilizada aquí, denota un sustantivo singular.
¿Qué es lo que mantiene unida a esta "sociedad pluralista" evitando que se
convierta en un caos desconectado? Para que sobreviva como sociedad, deben
adherirse a ciertos principios básicos y fundamentales. El derecho a la vida es
el primero de entre ellos.
La confusión que existe con respecto a la relación entre religión, política,
y el derecho a la vida, es evidente en las muchas discusiones que he tenido con
los que hacen abortos. Cuando comienzo a hablarles sobre la ciencia, ellos me
hablan de la fe.
Esto comienza cuando yo pregunto "¿el aborto destruye a la vida humana?" La
respuesta que escucho es "yo no sé cuando el niño recibe el alma." En un
santiamén, el tema de discusión cambia de un procedimiento científico y
verificable a un tema espiritual en invisible: ¿cuándo reciben los niños el
alma?
El cambio en la discusión no se limita para los que proveen abortos. También
les sucede a muchos de los que favorecen la legalización del aborto. Después de
todo, ellos argumentan que ya que tenemos libertad en este país, la gente debe
ser permitida a creer lo que quieren con respecto a cuando el alma comienza a
existir. Seria malo imponer por ley una religión particular o una posición
teológica sobre este asunto.
La verdad es que el movimiento pro-vida no busca imponer por ley ninguna
religión o creencia teológica, ya sea sobre el alma o de cualquier cosa. Dicho
esfuerzo es tanto innecesario como equivocado.
Supongamos por ejemplo que yo no creo que tengas alma. ¿Me da esto el derecho
de asesinarte? No. Tu vida es protegida por la ley, sin importar mis creencias.
¿Acaso, la ley que protege tu vida me exige a creer que tu tienes el alma? No.
Ni siquiera me pide que crea que el alma existe. Lo que sí me exige es que
cualquier cosa que yo crea, no se debe tomar la vida de otro. La ley protege
tanto al derecho de creer como a la vida del creyente.
Eso es lo que el movimiento pro-vida desea. Simplemente deseamos la
protección de todos los seres humanos.
Si alguien no cree que el niño en el vientre de la madre tiene alma, es su
prerrogativa. Pero decir que no cree que tenga alma a decir que debe ser legal
el asesinato de ese niño, es tan injusto como decir que porque yo no creo que tu
tienes alma, que debería ser legal asesinarte. A la ley no le interesan las
creencias, sino que regula las acciones.
El criterio de la ley en cuanto a quién recibe protección debería ser por
medio de evidencia producida por ciencia y debe ser verificable. No basándose en
el criterio subjetivo de creencias religiosas. Existe lo que es verdad
religiosa. Pero si un bebé vive o muere no debe depender en que toda la sociedad
haya reconocido esa verdad. La vida humana necesita ser protegida ahora. La
libertad de "no creer" nunca debe ser confundida con la libertad de destruir a
otros.
La Iglesia no se limita únicamente a enseñar las
verdades reveladas
La libertad de religión es el factor principal en la vida Americana y en
el derecho humano, en cual, la Iglesia defiende vigorosamente. Esta libertad
significa que las creencias religiosas deben ser aceptadas libremente, no
impuestas por ley. Por lo tanto, uno no puede legalmente invocar la libertad de
religión para destruir los derechos de otros. Invocar la libertad de religión
para destruir la vida de otro es un abuso intolerable. A ninguna religión le
permitiría tener como parte de su culto, un rito en el que se tortura y asesina
a niños.
La religión no solo protege las verdades reveladas; también protege las
verdades fundamentales sobre la persona humana y la sociedad que transcienden
diferencias de denominación. Por ejemplo, una muestra básica de una sociedad
civilizada es que el robo es malo. Esto también es una enseñanza religiosa,
revelada a Moisés en los Mandamientos y pronunciada por Nuestro Señor. Sin
embargo nadie se queja que las leyes en contra del robo sean una imposición de
una creencia religiosa por parte del Estado. Similarmente con el derecho a la
vida. Muchos defienden su "creencia" con respecto al aborto bajo el rubro de la
libertad de religión, y quieren hacernos pensar que la posición de los pro-vida
sobre el aborto y la concepción es relativa. Pero pedir igual protección para
cada vida humana comprobada, no es una imposición de "creencia", sino que es
igual al reclamo para la protección de la propiedad privada ante un robo.
En una discusión relacionada con el aborto, un Senador de los Estados Unidos
razonó con palabras similares "algunas personas creen que la vida comienza en la
concepción, algunos creen que la vida comienza en el momento de nacer y otros
creen que la vida comienza en algún punto entre los dos. Debemos permitirle a la
gente en este país a que mantengan sus creencias, sin que el gobierno imponga
una u otra posición filosófica o teológica."
Le hice notar al Senador que hay gente que cree también que la vida comienza
después de nacer. ¿Les debemos permitir que crean lo que quieran? Ciertamente,
deberíamos permitir que lo crean. Sin embargo, eso no le da el derecho de
asesinar a los niños.
La pregunta aquí no es si debemos permitir esas creencias, la pregunta es si
debemos permitir acciones que destruyen los derechos humanos fundamentales. Las
leyes que protegen la vida en realidad lo protegen a uno de las creencias de los
que rehúsan reconocerlos como miembros completos de la comunidad humana.
Durante otro intercambio en la sala del Senado (NY Times, 6 de Agosto de
1995), un senador a favor de los abortos le dijo a un senador a favor de la
vida, con respecto a una pregunta sobre si la vida humana comenzaba en la
concepción, "uno ora cuando debe tomar esta decisión... talvez sorprenda al
senador saber que el no es mi Dios."
Así es que ahora, un hecho básico de la ciencia, esta sujeto a las
conclusiones que uno deriva de la oración. Es sorprendente que los que
concibieron el primer bebe probeta no se unieron junto a un plato de petri a
orar. Y que tal si después de esta oración alguien sale con que uno no es
humano.
La separación de Iglesia y Estado no significa separación de Dios y Estado,
el Estado por sí solo se colapsa. Sin responsabilidad hacia Dios, ¿qué
prevendría a los que están en poder de decir que lo que ellos piensan es lo
correcto? Ninguna ley puede permitir que un acto de violencia sea correcto.
Ayuda recordar bajo este contexto que una de las razones por las cuales las
tribus en el Antiguo Testamento eran derrotadas es porque practicaban los
sacrificios de infantes.
Político pero no partidista: La libertad de seguir
el Evangelio
Los creyentes no son ciudadanos de segunda clase. Solo porque la gente
tiene convicciones que emanan desde la fe no quiere decir que tengan menos que
aportar en la formación de políticas publicas. De hecho, el objetivo principal
de la Iglesia es precisamente, influenciar la cultura a través de la
propugnación de temas morales.
Las iglesias son únicas entre las organizaciones 501 (c)(3) en el sentido de
que es inevitable involucrarse en la política debido a la promulgación del
código moral de cada religión principal. Tal como lo declara un comentarista: "
La religión y la política han estado entrelazadas desde el nacimiento de nuestra
nación. En una democracia creada para reflejar la fibra social de sus
ciudadanos, los grupos religiosos siempre han abogado por posiciones morales
para, ya sea avanzar o impedir, ciertas causas y campañas políticas." (Judy Ann
Rosenblum)
La misión de la Iglesia es religiosa. Como lo indica el Concilio Vaticano II,
Nuestro Señor no le dio a la Iglesia una misión política. Sin embargo, esto no
significa que la Iglesia no tiene nada que decir con respecto a los asuntos de
política. La Iglesia tiene mucho que decir, precisamente por su misión
religiosa. La Iglesia debe ser una fuente de vigor para que nosotros asentemos
una comunidad de humanos de acuerdo a las leyes de Dios. La Iglesia, de hecho,
es quien nos introduce al Reino de Dios entre nosotros, aunque su plenitud se
llevara a cabo en el futuro.
La Iglesia no formula políticas; la Iglesia da testimonio de las verdades de
Dios con quien las políticas deben ser conformadas.
Esas verdades no encajan bien dentro de las categorías de los liberales o
conservadores, republicanos o demócratas. Todas las políticas tienen que ser
evaluadas de acuerdo a como tocan a la persona, como afirman la vida humana, la
dignidad, los derechos humanos y el bien común. Cuando hablamos de si la Iglesia
tiene una responsabilidad política, no nos referimos a que endosamos a ciertos
candidatos, o que llevamos a cabo campañas partidistas, o representamos a
cualquier partido. Lo que hacemos es aclarar la misión de la Iglesia, y aplicar
las enseñanzas de la Iglesia sobre la vida humana y el comportamiento de las
circunstancias bajo las cuales nos organizamos como una sociedad.
Ningún partido político se conformara de acuerdo al Evangelio. Debemos tener
la libertad de seguir el Evangelio. Libertad no solo en el sentido que las leyes
no interfieran con la proclamación de la verdad, pero también libertad interior
de poder votar por principios y no por lealtades partidistas. El comunicado de
los Obispos de 1995 dice que necesitamos ser políticos sin ser partidistas,
corteses pero no débiles, involucrarnos sin dejarnos ser utilizados.
En las parroquias, hay muchas cosas que podemos hacer, como por ejemplo
educar a los candidatos y a los votantes o conducir campañas para registros
electorales. En resumen, debemos involucrarnos. Ser religiosos no significa que
no nos involucramos en estas cosas.
Los Obispos hablan de la libertad que los Cristianos deben tener para
profesar su fe en publico y hacer de su fe el objeto de su más alta fidelidad:
" Recibimos los oficiales electos que nos merecemos. Sus virtudes, o la
falta de ellas, es un juicio no solo para ellos, sino para nosotros. Es por ello
que exhortamos a nuestros conciudadanos que vean más allá de las líneas
partidistas, a que analicen con ojo critico la retórica utilizada en las
campañas partidistas, y que elijan líderes de acuerdo a sus principios y no a
las afiliaciones partidistas o a un mero interés propio.." (Obispos
Americanos, Viviendo el Evangelio de la Vida, N. 34)
" Una de nuestras mayores bendiciones en los Estados Unidos es nuestro
derecho y responsabilidad a participar en la vida cívica. La constitución
protege el derecho de los individuos y de las entidades religiosas a expresarse
sin interferencia gubernamental, inhabilitación o sanción. Cada vez mas, es
aparente que los asuntos públicos de mayor trascendencia tienen claras
dimensiones morales y que los valores religiosos tienen consecuencias publicas
de gran significado. Nuestra nación se enriquece y nuestra tradición pluralista
crece cuando grupos religiosos contribuyen al debate sobre las políticas que
rigen la nación." (Junta Administrativa de los Obispos Católicos de los
Estados Unidos, Responsabilidad Cívica, P.8)
" Los Católicos son llamados a ser una comunidad de conciencia dentro de
la sociedad en general y poner a prueba la vida publica con la sabiduría moral
anclada firmemente en la Sagrada Escritura y consistente con los mejores ideales
que fundamentan nuestra nación. Nuestro marco moral no corresponde fácilmente a
las categorías de derecha o izquierda, demócratas o republicanos. Nuestra
responsabilidad es analizar cada partido y plataforma según como sus programas
afectan la vida y la dignidad humana." (Junta Administrativa, Obispos
Católicos de los Estados Unidos, Responsabilidad Cívica, 1999. P8)
" Cada Católico es un misionero de la Buena Nueva de la dignidad humana
redimida por la Cruz. Aunque nuestra vocación personal determine la forma y
estilo de nuestro testimonio, Jesús llama a cada uno de nosotros a ser levadura
de la sociedad, y por tanto seremos juzgados por nuestras acciones. Nadie, mucho
menos alguien que esta en un puesto de liderazgo en nuestra sociedad, puede
justamente considerarse un católico practicante si actúa de manera contraria a
su fe." (Obispos Católicos, Viviendo el Evangelio de la Vida, 1998. N.7)
" Creemos que el Evangelio de Jesucristo es el "Evangelio de la Vida". No
podemos simultáneamente comprometernos a los derechos humanos y al progreso
mientras eliminamos o marginamos a los más débiles entre nosotros. Ni tampoco
podemos poner en practica el Evangelio de la Vida como si fuera una devoción
privada. Los Católicos estadounidenses debemos vivirlo públicamente y con vigor,
como una cuestión de liderazgo y testimonio nacional, o no lo viviremos."
(Obispos Católicos, Vivir el Evangelio de la Vida, 1998, N. 20)
" Los católicos estadounidenses han buscado por mucho tiempo asimilarse a
la vida cultural de este país. Pero al asimilarse, hemos sido frecuentemente
totalmente "digeridos". Hemos sido cambiado demasiado por nuestra cultura, y no
la hemos cambiado lo suficiente. Si somos levadura, debemos llevar todo el
Evangelio a nuestra cultura, un Evangelio de vida y alegría. Esa es nuestra
vocación como creyentes. Y no hay un mejor sitio para empezar que con la
promoción de la belleza y la santidad de la vida Humana." (Obispos Católicos
de los Estados Unidos, Vivir el Evangelio de la Vida, 1998, N.25)
"La moralidad no se puede legislar"
Algunos dicen que no se puede legislar en temas de moralidad. Pongamos
atención a lo que esta frase implica. Si quieren decir que la ley no puede ser
suficiente para hacer a alguien moralmente responsable, es verdad. Necesitamos
más que leyes para que la gente se haga buena. Sus corazones y sus mentes deben
ser convertidos. Las leyes tienen dos funciones, una de instruir y la otra de
restringir, de hecho, le ayudan a la gente a mantenerse dentro de los límites
del comportamiento moral, aunque, como el Rev. Martín Luther King Jr. Comentó,
la ley no me puede hacer que ame al prójimo pero puede mantenerlo de lincharme.
Si la frase significa que la ley no es recurso de la moralidad, también es
verdad. La moralidad no proviene de la ley, sino de la naturaleza del ser
humano, el cual ultimadamente viene de la naturaleza de Dios.
Si la frase significa que las leyes no tienen nada que ver con la moralidad,
como si hay una separación total entre la vida moral de uno, conocida como
privada, a la vida social, vivida dentro de los límites que son fijados por la
comunidad humana, es falso. Esta es la idea de que lo que diga la ley está bien.
En realidad, las mayorías pueden estar equivocadas. La moralidad y la ley tratan
con el comportamiento humano. En cualquier momento que se desee legislar los
límites del comportamiento humano, se está legislando sobre la moralidad.
III El Derecho a la Vida es
Fundamental
La Declaración de la Independencia
y el propósito del Gobierno
Aristóteles escribió, "El Estado existe para que el
hombre pueda vivir."
La Declaración de la Independencia dice "estas verdades son evidentes, que
todos los hombres son creados iguales, que El Creador les ha otorgado ciertos
derechos innegables, y que dentro de ellos está el derecho a la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad; y para asegurarse de éstos derechos, los
gobiernos son instituidos de entre los hombres, derivando sus justos poderes de
los consentimientos de los gobernados; que en cualquier momento que un gobierno
se convierte destructivo a cualquiera de estos fines, la gente tiene el derecho
de alterar o cambiarlo..."
"Evidentes" significa que no se tiene que demostrar ya que es obvio. De
acuerdo a este documento, no deberíamos que "probar" que el derecho a la vida lo
posee cada humano, antes de, e independientemente de las decisiones de las
posiciones de cualquier persona de gobierno. El peligro que enfrenta la persona
que dice "no creo que tu eres humano" es que alguien más puede decir eso de
ellos mismos. ¿Cómo lo puede probar?
La vida viene primero dentro de nuestros derechos. La libertad de tomar
decisiones es buena si tienes vida. Si se destruye la vida, se destruye la
libertad y la búsqueda de la felicidad al mismo tiempo. Para ayudarle a evaluar
la jerarquía de temas, es bueno preguntar que es lo que le queda a la persona si
se le quitan esos derechos.
Muchas personas han sido privadas de varios derechos pero se mantienen como
personas protegidas por la ley. Sin embargo cuando el derecho de ser protegidos
por la ley es removido, ningún otro derecho es protegido. De hecho, la razón del
porqué tenemos otros derechos es porque tenemos el derecho a la vida.
Si nuestro gobierno se convierte en uno destructivo al propósito de asegurar
el derecho a la vida, nosotros la gente debemos rechazarlo. John Adams, el
segundo presidente de los Estados Unidos declaró, "Ustedes tienen derechos que
se sobreponen a todos los gobiernos; derechos que no pueden ser restringidos por
leyes humanas; derechos que provienen del Gran Legislador del Universo."
¿Cuál es la primera responsabilidad de aquellos en gobierno? Es reconocer su
lugar. Son los guardianes de los derechos que pre-existen a cualquier humano o
gobierno. Algunos dicen que el gobierno no debe de involucrarse en las
decisiones de aborto. No se dan cuenta de la razón que tienen. El gobierno se
involucró demasiado en el tema cuando decidió sobre el caso Roe vs Wade el cual
le quita al no nacido el derecho a la vida. Ahora, la responsabilidad del
gobierno es de retroceder de esa posición comprendiendo que no tiene la
autoridad de dar o quitar la vida. El objetivo no es sencillamente que todos
entiendan la normativa. Si no que reconocer que la normativa va más allá del
poder que el gobierno tiene parra cambiarlo. El derecho a la vida no es un tema
que puede ser resuelto temporalmente hasta que alguna otra forma de amenaza se
descubra.
Los líderes gubernamentales deben ser líderes. Aunque formar un consenso sea
una parte íntegra de la actividad política, existen ciertos temas fundamentales
de justicia que no pueden esperar por un consenso. Cuando una gran parte de la
familia humana está siendo asesinada legalmente, los líderes no pueden esperar
para que existan suficientes gentes que estén de acuerdo en que las víctimas
deben ser protegidas.
La Declaración de la Independencia reconoce la existencia de una ley más
importante que la escrita por el hombre. Esta es la ley natural. Oliver Wendell
Holmes fue un factor influyente para que nuestras leyes se separaran del
reconocimiento de las leyes naturales. Él impuso que la normativa fuera lo que
sea conveniente y expediente para la comunidad.
El Santo Padre y nuestros Obispos han comentado sobre la responsabilidad y
destino de América con respecto a este tema:
"Cada ser humano, sin importar cuan vulnerable o indefenso sea, que tan joven
o de edad mayor, cuan saludable, deshabilitado o enfermo, sin importar que tan
productivo sea para la sociedad, es un ser de inestimable valor que ha sido
creado a la imagen y semejanza de Dios. Esta es la dignidad de América, la razón
por la cual existe, su condición de sobre vivencia, en efecto es la prueba
máxima de su grandeza: el respetar a cada ser humano, especialmente a los más
indefensos, los que aún no han nacido." Juan Pablo II en el aeropuerto de
Detroit el 19 de Septiembre de 1987.
"Mientras jugamos con el principio, el fin y hasta la vida estructural de las
células, jugamos con nuestra propia identidad como una nación libre dedicada a
la dignidad de cada ser humano. Cuando la vida política Americana se torna en un
experimento sobre la gente en lugar de ellos y para ellos, ya no valdrá la pena
conducirla. Definitivamente nos dirigimos hacia ese momento. Hoy en día, cuando
los derechos inviolables de cada ser humano se proclaman y el valor de la vida
se afirma públicamente, el derecho humano más fundamental "el derecho a la vida,
se niega especialmente en los momentos de mayor significado de la existencia: el
nacimiento y la muerte" (Juan Pablo II, El Evangelio de la Vida, 18)
"De manera sorprendente vemos hoy un aumento de tensión entre los principios
fundamentales de nuestra nación y la realidad política. Vemos esta disminución
del respeto por los derechos inalienables a la vida y en la eliminación de la
protección legal para los más desamparados. No puede haber justicia auténtica en
nuestra sociedad hasta que las verdades sobre las que se fundamentó nuestra
nación se hayan concretizado más perfectamente en nuestra cultura y ley". (El
Evangelio de la Vida, 1994, N. 14)
"La realidad virtual y la ciencia genética nos pueden dar una ilusión de
poder, pero no somos dioses. No somos ni nuestros creadores ni creadores de
nadie ni de nada. Y para nuestra propia seguridad, no debemos tratar de serlo.
Ni los padres, a quienes se les ha confiado la protección especial de nueva
vida, son dueños de sus hijos como tampoco ningún adulto puede ser dueño de
otro. Y ahí se encuentra nuestra propia seguridad. Nadie, excepto El Creador es
el soberano de los derechos humanos básicos, empezando con el derecho a la
vida." (El Evangelio de la Vida, No. 15)
Persona con tema único
Si uno comienza a trabajar en contra del aborto, en poco tiempo es
catalogado como una persona de tema único. Lo que esta frase significa no se
sabe exactamente. Las personas a favor de la vida, definitivamente tienen otros
temas además del aborto y de hecho la mayoría de personas a favor de la vida, se
involucran activamente con otros temas. Exactamente ¿por qué existen otros temas
y cual es su importancia? Existen porque la gente existe. Si no existiera la
gente, no habrían otros temas y nadie quien los discutiera. En otras palabras,
asi es la vida. Todos los temas son importantes porque la vida es importante.
¿Porqué nos debe importar el nivel de desempleo? Porque la gente tiene el
derecho a vivir. ¿Por qué la pobreza nos interesa tanto? Porque la gente tiene
derecho a alimentarse, a vestirse y a tener un techo sobre sus cabezas. ¿Por qué
tienen derecho a estas cosas? Porque tienen derecho a vivir. En resumen, todo
llega a lo mismo, la vida. Es por ello que el aborto es el tema principal. Si se
le niega el derecho a la vida, se subestima la importancia de cada otro tema. Es
imposible darle importancia a cualquier tema si la vida misma se devalúa a un
tema desechable. El aborto es m∞s que un aborto.
El hecho de que el aborto no es tema para mucha gente, es que la acusación de
ser tema único es mal ubicada. Además, agrega un insulto al daño que se le hace
a los niños y sus madres. Nos preguntan, ¿por qué no se encargan de la gente que
ya ha nacido? Nuestra respuesta es ¿por qué se hace la distinción en primer
lugar? Hablamos bastante de los que aun no han nacido precisamente porque
estamos tratando de deshacer la distinción injusta entre ellos y los ya nacidos.
Los que aun no han nacido, tienen derechos iguales que los nacidos y exigimos
que esos derechos sean respetados de la misma manera. Acusar a los que están a
favor de la vida de no importarles los derechos es tan injusto como decir que a
los sacerdotes de prisiones no les importan los derechos de la gente libre, o
también como decir que los trabajadores sociales que ayudan a los no videntes no
les importa la gente que si puede ver. Tener un tema universal de derechos
humanos nunca excluye a la persona de tener un enfoque específico en un grupo de
gente en necesidades.
Los no nacidos tienen mayor necesidad. ¿Existe acaso alguna otro grupo de
gente que esté siendo asesinado a una alarmante taza de 4.400 al día, acompañada
de la indiferencia de tantas personas y con los esfuerzos de tantos para
legalizarlo? Estas muertes no son accidentales, estas muertes son autorizadas
por el gobierno. ¿Existe algún otro tema que brota con tanto cobro de vidas
humanas, o cualquier otro grupo de personas tan incapaces de defenderse?
¿Qué pasaría si el día de mañana se anunciara una nueva ley en donde los
niños de 14 años se pudieran asesinar a la discreción de sus madres? ¿Duraría
esa ley? ¿Acaso no se levantaría la gente para reclamar? Entonces, supongamos
que los que pusieron la ley dicen que cambian la ley porque reconocen que era
una mala ley y en lugar de 14 años la bajan a 7 años de edad. ¿Sería mejor?
Entonces después de recapacitarlo mejor, deciden cambiar la ley de nuevo porque
están de acuerdo que la ley era mala y dicen, que se pueden matar a los hijos
dentro del vientre de la madre. Los primeros dos casos son ficción, pero el
último es la realidad. La pregunta clave es: ¿Es esta ley diferente o mejor?
¿Adónde está toda la gente y el furor? ¿Por qué los únicos que reclaman son los
que han sido catalogados como personas de tema único? ¿Acaso hemos creído que la
gran mentira del aborto es moralmente aceptada más que la de matar a un niño de
7 años?
Si los niños de 7 años fueran sistemáticamente y legalmente asesinados, ¿se
les llamaría gente de tema único a los que los defendieran?
Gracias a la acción y la oración de los pro-vida, muchos niños han sido
salvados del aborto. Pregúntenle a esos niños si ellos piensan que haber sido
salvado del aborto es tema único. No, para cada uno de ellos es todo el tema, es
la misma vida. Para nosotros, es cada tema que tenga que ver con ese niño y con
todo lo que tenga que ver con su vida. El niño vive. El tema es cada necesidad
de ese niño, cada bendición, misión, interacción, y contribución para este
mundo. El tema no es nada más que la misma vida a imagen del mismo Dios. Sí, al
final de todo, es el único tema. El tema es la vida. Y después de todo, la vida
defendida y afirmada es idéntica a este tema único llamado amor.
El Arzobispo Eusebius Beltrán escribió: "Hace muchos años, recuerdo haber
sido criticado por pedirle a la gente que votara por la vida. Fui acusado de ser
un votante de tema único." Al meditarlo, no es tan malo ser catalogado de tal
manera. Si un tema es suficientemente grande e importante y capaz de superar
otros temas, entonces debería ser atendido. Si hay un tema tan fundamental que
afecta a cada otro tema, entonces, debe de ser prominente. Si un tema le causa
tanta injusticia a alguien, entonces debe ser detenido. Si un tema es de vida o
muerte, entonces se debe escoger la vida. El único tema que abarca todos estos
condicionantes es el aborto. Por lo tanto me siento orgulloso de ser llamado un
"votante de tema único" porque no hay otro tema tan básicamente fundamental y
urgente."