La Víctima Olvidada
Fr. Frank
Pavone
National
Director. Priests for Life
Versión en Inglés
El aborto destruye todo lo que
toca. Mata a un niño y tiene efectos devastadores sobre su familia. Sin embargo,
muchas veces olvidamos a aquel que practica el procedimiento. El abortero
también queda herido.
El día 10 de marzo de cada año,
los grupos pro-aborto celebran el “Día Nacional de Reconocimiento a los
Proveedores de Abortos.” De esa manera buscan manifestar públicamente su apoyo a
quienes matan niños por dinero y honrarlos como heroicos servidores de la
sociedad.
Con gran alegría anuncio que
Priests for Life ha declarado el 9 de marzo de este año como Día Nacional de
Invitación a los Proveedores de Abortos, una invitación al arrepentimiento y
a la gracia sanadora del Señor. Invitamos a la gente a que lea testimonios de
aborteros que se han convertido (veáse
priestsforlife.org\testimony\formerabort.html) y que escriba cartas o llame
a los medios de comunicación para compartir estas historias. Precisamente porque
reconocemos y apreciamos a esa gente es que queremos liberarlos de la miseria
que experimenta el abortero.
En las próximas columnas
quisiera explorar el tema de los aborteros, por que hacen lo que hacen, como es
su vida y como podemos llamarlos a la conversión.
Permítanme que conteste algunas
preguntas preliminares. En primer lugar, el movimiento pro-aborto eligió el 10
de marzo para este “Día de Reconocimiento” porque fue en esa fecha en 1993
cuando el abortero David Gunn fue asesinado a tiros afuera de su clínica de
abortos en Pensacola, Florida. El asesinato de aborteros es un curso de acción
que rechazamos.
En segundo lugar, algunos
objetan el uso de la palabra “abortero,” alegando que ese término es duro y
cruel. Eso me parece extraño. A quien practica la psicología se lo llama
“psicólogo.” A quien practica alguna terapia se lo denomina “terapeuta.” Aquel
que fue entrenado en ginecología es un “ginecólogo.” No veo cual es el problema
en llamar a alguien que practica abortos un “abortero.” Si hay gente que se
siente incómoda con esa palabra, quizás su conciencia les está diciendo que hay
algo que está mal en esa práctica y con eso estamos totalmente de acuerdo.
Tercero, si llamamos “víctima”
al abortero, no quiere decir que sea incapaz de hacer otra cosa o no tenga
culpa. Todos somos responsables de nuestras acciones y hemos de rendir cuentas
por ellas. El punto es que los aborteros, por sus acciones, se lastiman a si
mismos, lanzando su vida al caos.
Finalmente, escribo sobre los
aborteros desde la perspectiva de alguien que ha conversado con muchos que
todavía practican abortos y que ha conducido a muchos otros que dejaron de
practicar abortos a la sanación espiritual. Colaboramos e interactuamos con
psiquiatras y otros que están haciendo trabajos de investigación sobre las vidas
de los aborteros. Más aún, Priests for Life tiene acceso a mucha información
interna de la industria del aborto, incluyendo información obtenida por
infiltración. Nos basamos en fuentes originales y a menudo únicas.
En la medida que entendamos por
que alguien, especialmente si está asociado con la profesión médica, practicaría
abortos, y entendamos mejor que es lo que haría que deje de practicar abortos,
más nos acercaremos al entendimiento de la manera en que nuestra sociedad puede
rechazar esta práctica violenta. Trataremos de hacerlo en nuestras
próximas columnas.