Es duro escribir una columna como esta en una nación a la cual he admirado por ser una de las constructoras de la promoción y defensa de los derechos humanos, como base de ese Bien Común internacional en este pequeñito planeta llamado tierra.
Uno de los principales elementos de los totalitarismos es no valorar a las personas por sí mismas, sino solamente en función del estado, despojándolas del ejercicio de derechos fundamentales básicos como la libertad religiosa y de conciencia. En su lugar el Estado pretende ser todopoderoso decidiendo por las personas en aspectos fundamentales de sus vidas atentando en contra de su dignidad humana.
Esto es, precisamente, lo que la administración Obama está intentando imponer con el tema del mandato para incluir gratuitamente en los seguros de salud la esterilización, los contraceptivos y las píldoras con algunos efectos abortivos.
La administración Obama quiere obligarnos a violar nuestras conciencias.
El gobierno, pues, pretende obligarnos a pagar un servicio en contra de nuestra conciencia, especialmente violando flagrantemente la libertad religiosa. La relación entre la libertad religiosa y la libertad de conciencia la recordó en varias oportunidades el Beato Juan Pablo II, Magno: "La libertad religiosa, exigencia ineludible de la dignidad de cada hombre, es una piedra angular del edificio de los derechos humanos" , y, por esto, es la expresión más profunda de la libertad de conciencia. (Mensaje para la XXIV Jornada Mundial de la Paz)
Si por algo se ha identificado al episcopado de los Estados Unidos es por ser uno de los más progresistas en la promoción del ser humano, en el sentido del apoyo a la lucha por la justicia social, la salud, la paz, la educación y la caridad organizada de varias maneras para toda la sociedad. Es por ello que ha visto con buenos ojos la posibilidad de que todos los estadounidenses, especialmente los más pobres, puedan contar con un sistema de salud que garantice uno de los principales derechos humanos que es el derecho a la salud.
Pues es ese mismo episcopado el que ha alzado la voz para defender el derecho a la libertad religiosa y de conciencia de todos los estadounidenses, no solamente de los católicos.
La administración Obama, apoyado por los medios liberales, han enfilado sus artillerías en contra de la Iglesia Católica, tratando de hacer de este tema un tópico de los “obispos” y de “algunos” católicos. De esta forma intentan trasladar el tema a la arena electoral, con argumentos “estadísticos”, “feministas” y “pro pobres”, para desviar el tema de los derechos humanos, que es lo que realmente está en juego. Aquí el tema no es de los “católicos”, es el de la violación del derecho a la libertad religiosa a tal punto, que dentro del mismo partido del presidente Obama, incluso en este año electoral, algunos demócratas están alzando banderas rojas para indicar que la administración Obama está traspasando los límites constitucionales, violando el pensamiento de los padres fundadores de esta nación.
Por otro lado, muchos de nuestros hermanos de otras confesiones cristianas y de otras religiones se han pronunciado subrayando que aquí el punto, repetimos, es el respecto a la libertad religiosa.
El tema es de principios, no de estadísticas, no de ser pro mujeres o ser pro pobres. En el fondo lo que está en juego es el riesgo de las democracias actuales: convertirse en neo totalitarismos guiados por un relativismo radical: “Yo, Estado,… Yo, partido,… Yo, mayoría,… determino lo que es la verdad y se la impongo a los demás sin respetar su libertad religiosa y de conciencia”.
Esta es una hora grave para esta gran nación.
Hago un llamado al liderazgo hispano de todas las reliones, político, judicial y de los medios de comunicación social para que manifiesten con firmeza su oposición decidida a esta ley injusta que se nos pretende imponer.