La necesidad de acabar con el aborto es, en este momento, la primera obligación de nuestro mundo porque no hay nada que acabe con más vidas y no hay derecho más necesario de afianzar para preservar el resto de nuestros derechos que el derecho a la vida.
En última instancia, la guerra contra los no nacidos podrá ser detenida por la Iglesia y a través de ella. Cuando se movilice la Iglesia, cuando se active plenamente y se aliente al Cuerpo de Cristo a recurrir a los dones naturales y sobrenaturales que nos han sido dados para vencer a la cultura de la muerte, entonces se alcanzará la victoria.
Imaginen la vasta estructura de la Iglesia Católica. Solamente en los Estados Unidos hay cerca de 19.000 parroquias, 8.000 escuelas y más de 41.000 sacerdotes. Cada diócesis y cada parroquia tienen formas de comunicarse con la gente a la que sirven diariamente. Simplemente desde un punto de vista natural, sociológico ello representa una amplia red de comunicación e interacción orientada precisamente a ayudar a la gente a amar a Dios y al prójimo. Imaginen que pasaría si nuestros sacerdotes infundieran esa estructura con una enseñanza clara vigorosa y compasiva a favor de la vida seguida de la acción.
La Iglesia es la única institución que tiene una garantía Divina que prevalecerá sobre la cultura de la muerte. “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.” (Mt.16:18). En una batalla, la puerta no acude al campo de batalla a atacar al enemigo, más bien se mantiene firme para defender la ciudad contra los ataques del enemigo. La Iglesia es la que lleva la ofensiva contra las puertas del infierno. Esas puertas no pueden aguantar el poder del cielo. Las puertas de la muerte caen en presencia de la vida eterna. El pecado se derrite en presencia de la gracia que salva. La mentira colapsa en presencia de la verdad viva.
Para ejercer plenamente esos dones y aplicar esas herramientas al problema específico del aborto, no se requiere entonces más estructuras, sino más espíritu, más concientización, más coraje y más determinación para usar tanto los medios como las oportunidades que ya tenemos.
De eso se trata Priests for Life. Es un movimiento de sacerdotes que desde el corazón de la Iglesia busca ayudar al resto de la Iglesia a utilizar todo su poder frente al ataque más devastador contra la vida humana de nuestros días. Y ahora nos encontramos al comienzo de un año entero dedicado a energizar el sacerdocio. En efecto, el Año Sacerdotal puede ser un punto de inflexión en nuestra batalla contra el aborto si hacemos un esfuerzo compartido y deliberado para ayudar a nuestros sacerdotes en ese aspecto específico de su misión.
Entre nuestras múltiples iniciativas tendientes a ese fin, hemos lanzado dos programas especiales en Facebook. Uno es “Year of the Priests” Año Sacerdotal (visite www.YearofPriests.org) en el que pueden participar en un ramillete espiritual para nuestros sacerdotes. El otro es “Pray to End Abortion” Rece para acabar con el aborto (visite www.PrayerCampaign.org ) para equipar a cada creyente con la oración diaria necesaria para una cultura de la vida. Venceremos. Después de todo, el campo de juego está inclinado.