Por que el Padrenuestro es una oración pro-vida (3ª Parte)

 
Fr. Frank Pavone
National Director, Priests for Life
February 01, 2010



Cada frase del Padrenuestro nos ofrece intuiciones sobre nuestra condición pro-vida.


 


“No nos dejes caer en la tentación”. Cada tentación es una mentira, que hace que algo malo parezca bueno. Entre las tentaciones magistrales del maligno se encuentra el hacer parecer que el asesinato de un niño sea preferible a su nacimiento. Es la mentira que hace que cada día haya miles de abortos.


 


Cuando rezamos “no nos dejes caer en la tentación”, reconocemos la necesidad de proteger a todas las madres embarazadas de la mentira del aborto. Rezamos también contra la tentación de quedarnos callados y pasivos en medio de este holocausto. Los pecados de omisión son los más frecuentes, especialmente en relación a la cultura de la muerte. Al rezar “no nos dejes caer en la tentación”, ¡decidimos decir más, hacer más y sacrificarnos más por la vida!


 


“Líbranos del mal”. Al pedir esto, no pedimos que nos libre de alguna fuerza difusa o de la mala suerte. Pedimos que nos libre de la influencia y el poder de una persona real, el diablo, conocido también como el maligno. Su reino de muerte ha sido derrotado, y por eso su poder es limitado, pero todavía busca llevarnos a la perdición.


 


Cuando pedimos que se nos libre del maligno, pedimos que se nos libre de la cultura de la muerte y permanecer fieles al Reino de la Vida de Cristo. Rezamos para que no nos engañen con las falsas promesas del maligno que, aunque no lo sea, presenta al aborto como una solución a un problema.


 


“Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por siempre”.


 


La oración del Señor concluye con estas bellas palabras, que en la tradición Católica rezamos en la misa poco después del resto de la oración. En “El Evangelio de la Vida”, el papa Juan Pablo II dijo que toda vida humana es siempre buena porque refleja la gloria de Dios. Dios es glorificado cuando los seres humanos viven, porque fueron hechos a su imagen y semejanza. Por lo tanto, al atribuir toda la gloria a Dios reconocemos el valor infinito de la vida humana.


 


Más aún, todo el poder le pertenece al Señor. Jesús dijo que tenía el “poder” de dar su vida. Es el poder del amor, por el cual nos sacrificamos a nosotros mismo por el bien de otra persona. El aborto, en cambio, sacrifica a la otra persona por un supuesto “bien” propio. El aborto es lo opuesto al amor. La oración del Señor nos recuerda lo que es el verdadero poder.


 


“Amén” San Pablo proclama que Cristo es el Amén, el sí, a todas las promesas de Dios. El aborto es exactamente lo opuesto. Es un gran “no” al plan de Dios para el niño que ha sido concebido y a todos nosotros que estamos llamados a amar al niño y no a matarlo.


 


La oración del Señor es, en efecto, el modelo de toda oración y ¡es el modelo para nuestros esfuerzos a favor de la Cultura de la Vida!


 


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