Por qué el aborto viola todos los mandamientos – Primera parte

 
Fr. Frank Pavone
National Director, Priests for Life
March 29, 2010


El aborto no solamente viola el quinto mandamiento, “no matarás”. Viola todos los mandamientos. En ésta y las próximas columnas reflexionaremos sobre la forma en que cada mandamiento ilumina y fortalece nuestro compromiso pro-vida.


 


El primer mandamiento dice: “Yo soy el Señor tu Dios, no tendrás otros dioses aparte de mi.” Hay muchas maneras de tener falsos dioses. El papa Juan Pablo II escribió una vez que pensar que nosotros decidimos si un niño puede ser creado es afirmar que Dios no es Dios. La raíz de la mentalidad anticonceptiva y la raíz de la mentalidad denominada “pro-elección” (“pro-choice”) es la idolatría. Anteponemos nuestras elecciones a las de Dios. Quebrantamos el primero de los mandamientos. En el Antiguo Testamento leemos que el pueblo de Dios cometió idolatría cuando sacrificó en el fuego sus hijos e hijas a los demonios. Mientras no acabemos con el sacrificio del aborto legal, seremos culpables de la misma forma de idolatría. ¡Estamos llamados en cambio a adorar al Dios de la Vida!


 


El segundo mandamiento es “No tomarás el Nombre del Señor tu Dios en vano”. Esto no significa solamente que no debemos usar el Nombre del Señor para maldecir o cuando estamos enojados. También significa que no debemos usar el nombre de Dios o su palabra para justificar acciones que el aborrece. Hay grupos religiosos e individuos en nuestra sociedad que cuando se trata del aborto hacen exactamente eso. Dicen que son “pro-elección en oración”. Hay grupos como la “Coalición religiosa por la elección reproductiva” (Religious Coalition for Reproductive Choice) que dicen que la palabra de Dios permite el aborto. Organizan estudios bíblicos “pro-elección” e incluso celebran liturgias “pro-elección” para bendecir la “elección” de quienes abortan. Eso es una distorsión de la palabra de Dios y un abuso de su Nombre. Es una violación directa del segundo mandamiento.  Estamos llamados en cambio a honrar el Nombre de Dios honrando la vida que El crea.


 


El tercer mandamiento requiere que santifiquemos el día del Señor. La Escritura nos dice que el Señor descansó al séptimo día. Eso no fue porque estuviera cansado, sino porque estaba preanunciando el día sábado en que Jesús descansó en el sepulcro después de su trabajo ofreciendo su pasión y muerte. Ese día el Señor predicó a los muertos y los convocó a salir del lugar de muerte y entrar con él a la vida eterna.


 


Santificar el día del Señor nos recuerda entonces que Dios está del lado de la vida humana. También nos recuerda que El es el Señor de la vida. Todas nuestras actividades y elecciones están sometidas a El, por eso descansamos en el día del Señor para adorarlo en la Iglesia.


 


Continuaremos con nuestras reflexiones sobre los mandamientos en la próxima columna. Mientras tanto, quienes quieran nutrir su espiritualidad pro-vida con reflexiones como esta para cada día del año pueden obtener una copia de mi libro Pro-life Reflections for Every Day en priestsforlife.org/store.


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