Es tiempo de elecciones y necesitamos un Senado pro-vida. El motivo por el cual necesitamos un Senado pro-vida es que necesitamos una Corte Suprema pro-vida, y el Senado es responsable de confirmar las designaciones que hace el Presidente cuando se produce una vacante.
Esa vacante se podría producir en cualquier momento. De hecho, existe actualmente una crisis por las vacantes en los juzgados de primera y segunda instancia. A pesar que el Presidente ha hecho designaciones, el senado no está actuando para confirmarlas.
Si piensa que esto tiene algo que ver con el aborto, está absolutamente en lo cierto. En las mentes de muchos, todos los asuntos de la nación son secundarios frente a la necesidad de asegurar que el aborto permanezca consagrado como un derecho sagrado. La institución que mas ha hecho para consagrar ese derecho es el sistema judicial.
Por supuesto, si nosotros los creyentes nos quedamos sentados durante las elecciones, nos arriesgamos a que la Iglesia termine en segundo lugar. La inacción es tan poderosa como la acción.
Alguna vez oí a un cardenal del Vaticano responder a la pregunta sobre el motivo por el cual los políticos católicos pro-aborto no eran excomulgados. Dijo: "Uds. tienen una solución aquí en los Estados Unidos, se llama elecciones".
No soy republicano ni demócrata. Pienso que ninguna de las posiciones dominantes de ambos partidos refleja adecuadamente las enseñanzas del Evangelio o los objetivos que la Iglesia tiene en materia de reforma social. No promuevo el apoyo a un partido u otro, sino la elección de gente que sea lo suficientemente sabia para saber que no hay cordura política sin cordura moral y que la cordura moral comienza con la adhesión al principio que nunca podemos matar intencionalmente a un inocente o autorizar su asesinato.
La primera cosa que debemos hacer, desde un punto de vista práctico, es registrarnos para votar y llamar a nuestros párrocos para que lancen en nuestras parroquias una campaña no partidista de registro de votantes. Luego tenemos que mirar de cerca las campañas en nuestros estados y determinar quien, de acuerdo a nuestro juicio, podría promover mejor la cultura de la vida.
Muchas cosas han pasado desde las elecciones del año 2000, sin embargo, ¿podemos olvidar la lección que esta nos dejó en el sentido que cada voto cuenta? Aunque no estemos de acuerdo con el resultado de esa elección, debemos recordar que cada voto cuenta aún más en noviembre próximo, porque la participación es generalmente menor en las elecciones parlamentarias. Es tiempo que nos demos cuenta que el trabajo de aquella elección no ha terminado. Dependiendo de lo que pase con el Senado de los Estados Unidos en la próxima elección, podremos o no tener una oportunidad en un futuro cercano de eliminar en nuestro país el veneno de Roe vs. Wade.
Ud. puede ser una fuerza que aporte los cientos de votos necesarios para el cambio. No se limite a rezar en las próximas elecciones. Trabaje, contacte gente en su estado y en otros estados, ofrézcase de voluntario para campañas políticas, hable con su párroco, escriba cartas a los diarios y lleve a la gente a votar el 7 de noviembre.