“Mi reino no es de este mundo”

 
P. Victor Salomón
Director Internacional de Apostolado Hispano, Sacerdotes por la Vida
The Americano


November 21, 2011


Estas es una de las frases que le responde Jesús a Pilato
durante el interrogatorio que posteriormente desencadenará los sucesos en el
Monte Calvario y la tumba vacía.


Nuestra sociedad se caracteriza por un ritmo acelerado,
sobrecargado de información  y, especialmente,
muy “ruidoso”, no solamente en el sentido del ruido contaminante en ocasiones
invasivo de nuestras modernas metrópolis, sino, además, porque estamos
constantemente rodeados de “ruidos” en nuestro quehacer cotidiano: música a la
carta, mensajería instantánea, redes sociales, internet, etc, etc, lo que, a
menos que nos demos tiempo para la meditación y la oración diaria en nuestro
plan personal de vida semanal, nuestros días en la tierra se nos pueden pasar
sin pararnos a reflexionar en lo fundamental de nuestra vida.  Y, digámoslo de una vez: lo fundamental de
nuestra vida es el movimiento de regreso a la Casa de Nuestro Padre Dios.  Dicho en otras palabras, estamos como
peregrinos en este pequeñito planeta del sistema solar, de camino de regreso a
nuestra morada definitiva en la eternidad al lado de Papá Dios.  Nuestra existencia terrenal comparada con nuestra
existencia en la eternidad, equivaldría a un abrir y cerrar de ojos como
nuestro paso por la tierra, y la eternidad como un  “suspiro sin fin” en el Amor en Dios,  claro que nos quedamos cortos con la analogía,
solo la poesía y el arte en general puede “hablar” de esta realidad “invisible”;
y que en ocasiones Dios permite “gustar” en la oración.  Pero lo que no requiere analogía es que todo
lo que hagamos en este “abrir y cerrar de ojos”, afectará la manera en que
vivamos en la eternidad.  Eternidad para
la muerte o eternidad para la vida.   Con la celebración litúrgica de la Solemnidad
de Jesucristo Rey del Universo, hemos cerrado una vez más el Ciclo del Año litúrgico
de la Iglesia Católica, que comenzó con las vísperas del primer domingo de Adviento
el año pasado y que tendrá una nueva edición el próximo domingo.


Jesús es Rey.  Es
el Rey de reyes.  Pero… ¿Cuál
es el reinado de Jesús? Es su presencia actuante por su Gracia en cada uno de
nuestros corazones. El Reino de Jesús se expresa externamente en el Amor preferencial
a los más pobres.
 



El lavatorio de los
pies y la Eucaristía resumen en reinado del Señor: el Amor que sirve
humildemente, el Amor fundado en la Verdad que lo entrega todo, que se entrega
a sí m
ismo
por Amor hasta la muerte.
 



La liturgia de esta Solemnidad nos invita a
reflexionar en el evangelio según San Mateo 25, 31-46 sobre cómo estamos
viviendo el amor al prójimo, expresión del reinado de Jesús en nuestros
corazones y materia a juzgar en el juicio final. Estas son sus palabras que no
dejan lugar a interpretaciones “light” de la exigencia evangélica:


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Cuando venga el Hijo del
hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles,
se sentará en su trono degloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones,
y él apartará a los unos de
los otros, como aparta el pastor
a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y
a los cabritos a su izquierda.


Entonces dirá el rey a
los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi
Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porqueestuve hambriento y
me dieron de comer, sediento y
me dieron de beber,
era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y
me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’.
Los justos le contestarán entonces: ‘Señor,
¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de
comer, sediento y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y
el rey les dirá:
‘Yo lesaseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’.


Entonces dirá también a
los de la izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y
no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber,
era forastero y no
me hospedaron, estuve desnudo y no
me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’.


Entonces ellos le responderán:

‘Señor,
¿cuándo te vimos hambriento o sediento,
de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y
no te asistimos?’


Y él les replicará:
‘Yo les aseguro que, cuando no
lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo. Entonces irán éstos al castigoeterno y
los justos a la vida eterna’ ”.


 

Cada uno de nosotros seremos juzgados
sobre el amor y de manera especial sobre el Amor a los más pobres: los
enfermos, los privados de su libertad,…
 



La Madre Teresa dijo en una oportunidad: “Hoy los
más pobres entre los pobres son los bebés no nacidos”




Esta es una buena ocasión para preguntarnos
personalmente, quienes nos llamamos cristianos sin importar la denominación, con
nuestra mano derecha colocada en el corazón: ¿Reina Cristo en mi corazón?
¿Estoy sirviendo efectivamente a los bebés no nacidos?