El cardenal John O’Connor presentó la idea de constituir una comunidad de mujeres dedicadas especialmente a promover la santidad de la vida en un artículo que escribió con el título: "Se busca ayuda: Hermanas de la Vida." (Help Wanted: Sisters of Life) Recibió cientos de respuestas. El 1 de junio de 1991, ocho mujeres ingresaron en la nueva comunidad fundada. Hoy tienen más de 45 miembros y varios conventos en el área de Nueva York.
Entre tanto, Priests for Life ha ayudado a fortalecer a los sacerdotes en el trabajo pro-vida, mientras conservan sus propias asignaciones, y continuará haciéndolo.
Pero ¿no es este el momento de dar un paso más adelante y crear una comunidad en la que sacerdotes y seminaristas puedan dedicar completamente su vida íntegra a la defensa de la vida?
Ser pro-vida no es un pasatiempo. Es una vocación. En primer lugar es un aspecto de nuestra vocación humana y un elemento fundacional de nuestra vocación como cristianos. Por estas razones, es también parte integral del sacerdocio. Todos estamos llamados a vivir este aspecto de nuestras vocaciones de una u otra manera, muchos lo hacen dedicando tiempo a distintas actividades y oraciones pro-vida.
En la Iglesia existen comunidades que se concentran en un aspecto particular de la vocación cristiana, con el objeto de fortalecer al resto de nosotros en fidelidad a esa dimensión evangélica. Así, por ejemplo, las Hermanas de la Caridad se concentran en el servicio a los necesitados y vulnerables del mundo. No son las únicas que están llamadas a la caridad, pero su existencia nos recuerda ese llamado común a todos. Igualmente, los Sacerdotes Sacramentinos no son los únicos que adoran el Santísimo Sacramento, pero su énfasis en este aspecto de nuestra fe nos alienta a que adoremos el Santísimo con mayor fervor.
Lo mismo ocurre con una comunidad dedicada a la vida. El Papa Juan Pablo II ha dicho que "la defensa y la promoción de la vida no son monopolio de nadie, sino deber y responsabilidad de todos." (Evangelium Vitae, 91) Por lo tanto, el propósito de una comunidad de este tipo no es decir: "Nosotros nos encargamos de hacer el trabajo pro-vida, el resto de Uds. no tiene que preocuparse de ello." De hecho el propósito de esta comunidad sería exactamente opuesto: ¡hacer un llamado a toda la Iglesia a darle a la defensa de la vida la prioridad que requiere, en todo nivel de la vida y el ministerio de la Iglesia!
Algunos se preguntarán por que, dada la escasez de sacerdotes, los "distraemos" de su tarea específica. La respuesta es que el movimiento pro-vida es precisamente fuente de muchas vocaciones nuevas. Muchos se acercarán al sacerdocio precisamente porque existe una comunidad pro-vida. Esta comunidad serviría a las parroquias de todo el país.
Estoy convencido que ha llegado el momento. Me he reunido con muchos jóvenes de todo el país que están dispuestos a dedicar su vida a sus hermanos y hermanas por nacer. Por eso, yo también lanzo esta llamada. "Se busca ayuda." Los que estén interesados contáctenme a vocations@priestsforlife.org.