El Asesino del Chivo Expiatorio

 
Fr. Frank Pavone
National Director of Priests for Life
March 27, 2006


“Imponiendo ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo hará confesión sobre él de todas las iniquidades de los israelitas y de todas las rebeldías en todos los pecados de ellos y cargándolas sobre la cabeza del macho cabrío” (Levítico 16:21a).


Con estas palabras la Biblia explica el origen de “Yom Kippur,” el “Día del Perdón.” También es el origen de la expresión “chivo expiatorio.” El chivo, que siendo inocente, carga con los pecados de los culpables. Este rito de los israelitas fue ordenado por Dios y era legítimo. Sin embargo, la mente humana busca “chivos expiatorios” de maneras ilegítimas. Queremos que el inocente cargue con nuestras culpas porque no estamos dispuestos a asumir nuestra responsabilidad y comenzar a resolver las cuestiones que nos llevan a pecar.


El chivo expiatorio ideal es completamente inocente y a pesar de ello no tiene defensa. Es difícil matar cuando la víctima protesta. En ese sentido, podemos entender el aborto en nuestra sociedad como un acto colectivo de búsqueda de un “chivo expiatorio.” Colocamos toda nuestra culpa no resuelta sobre la cabeza del niño por nacer. Usamos al niño por nacer como chivo expiatorio de nuestra culpa ocasionada por conflictos interpersonales, pecados sexuales o negaciones inmaduras de nuestra responsabilidad.


El libro de Levítico continúa diciendo que el sumo sacerdote, después de imponer las manos sobre el cabrío, “lo enviará al desierto por medio de un hombre dispuesto para ello” (Lev. 16:21b). Si el aborto puede verse como la búsqueda de un chivo expiatorio, el abortero es el “hombre dispuesto para ello.”


El Dr. Philip Ney, en su libro “El camino del centurión” (The Centurión Pathway), describe los pensamientos y sentimientos de este hombre designado: “No se como me eligieron, pero no me gusta nada este trabajo. Todo el mundo piensa que estoy haciendo algo bien. Este niño no ha lastimado a nadie. Ahora yo seré responsable por su muerte miserable. Resiento profundamente tener que hacer un trabajo que nadie más quiere” (p.1).


Los aborteros resienten su trabajo y se sienten atrapados entre el estigma de su actividad y la idea que “alguien tiene que hacerlo.”


El libro Aborto en el Segundo Trimestre (Second Trimester Abortion), que es una recopilación de trabajos escritos por aborteros y otros en la industria, contiene un capítulo titulado “Impacto psicológico en pacientes y empleados.” Allí leemos: “poco tiempo después que el aborto se convirtiera en una realidad legal, algunas autoridades observaron una fuerte reacción emocional inesperada entre los empleados… Una enfermera dijo, ‘Sueño con él… los abortos me afectan personalmente. Se que un día daré a luz y pensaré sobre ello. Ha cambiado mis ideas. Solía tener una posición intelectual positiva sobre el tema del aborto, pero hay una parte de mi que tiene que hacerlo y realmente lo resiente’” (p. 242, 245).


El 10 de marzo, el movimiento pro-aborto observa el “Día de Reconocimiento de los Proveedores de Aborto.” El día previo, ¡únase por favor a Priests for Life para un “Día de Invitación a los Proveedores de Abortos” orando por la conversión de esta pobre gente atormentada, invitándolos a vivir en libertad!


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