Triángulo Trágico

 
Fr. Frank Pavone
National Director of Priests for Life
May 08, 2006


La violencia contra otros seres humanos involucra tres tipos de personas: el perpetrador, la víctima y el observador. Esto se denomina “triángulo trágico.” En el abuso infantil, el niño es la víctima, el abusador es el perpetrador, y quienes se enteran del abuso mientras ocurre son los observadores. El aborto también es un triángulo trágico. El abortero es el perpetrador en colusión con los padres, el niño es la víctima y el resto somos los observadores.


Algunos pueden concluir que el perpetrador es el que tiene mayor culpa de los tres. Sin embargo, en la mayoría de los triángulos trágicos, los observadores tienen la mayor culpa. Están más distantes de la tragedia y generalmente tienen mayor objetividad para evaluar el mal y las oportunidades de detenerlo. El psiquiatra Philip Ney señala que “los observadores en los triángulos trágicos son quienes tienen la mayor responsabilidad. En primer lugar, porque pueden ser más objetivos, pero también porque a menudo se benefician permitiendo que la tragedia comience o continúe” (El camino del centurión, The Centurion’s Pathway, p.25). Con relación al aborto, señala además que “los observadores son igualmente culpables, [y su] auto-justificación  está más arraigada y su racionalización es más difícil de desbaratar. “Personalmente no apruebo, pero las terminaciones clínicas, limpias son mucho mejores que los abortos en un callejón”” (p. 44).


Una de las principales responsabilidades del observador en el triángulo trágico del aborto es salir al encuentro del abortero. El Dr. Ney que ha trabajado con muchos aborteros y los ha ayudado a dejar la industria del aborto, comenta: “de una u otra manera, el abortero a menudo apela a los observadores. “Claro que de alguna forma, hay algún camino para detener esto. Si realmente hubieran perseverado hubieran podido pararme. Quizás me hubiera resistido, pero hubiera escuchado. Pienso que por lo menos hubiera sido influenciado.”” (p. 25).


El testimonio de antiguos aborteros confirma esto. La antigua operadora de clínicas de aborto Carol Everett cuenta la historia de un predicador que la venía a visitar a la clínica. “Durante un largo período de discusiones, me dijo que Dios le había pedido que se sumergiera en esta situación por 30 días, pues efectivamente allí había alguien que el Señor quería sacar. Nos fuimos al cabo de 27 días” (Testimonio en la Conferencia Conozca a los Proveedores de Aborto, Meet the Abortion Providers Conference, Chicago).


El antiguo abortero Tony Levatino tuvo un paciente que regularmente daba testimonio ante él, hasta que dejó de hacer abortos. Nos cuenta: “Les puedo decir que si hubiera suficientes mujeres que vinieran a Uds. y les dijeran, “Creo que es un gran médico. Nos hubiéramos llevado muy bien, pero no puedo ir a verlo más porque hace abortos.” Esto tendría un efecto real. Como he dicho, para la mayoría de los ginecólogos promedio, el aborto no representa una parte importante de su consulta. Si vieran que otra parte de su negocio se pierde a causa de él, su costo sería mayor que el beneficio” (Testimonio en la conferencia Conozca a los Proveedores de Abortos, Chicago).


Los observadores tienen el poder de parar a los perpetradores.


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