Quinto Aniversario

 
Fr. Frank Pavone
National Director of Priests for Life
August 14, 2006


El próximo lunes 11 de septiembre la nación hará una nueva pausa para recordar un hecho que es difícil olvidar. Ese día se cumplen exactamente cinco años de una manifestación del mal que nos conmovió y nos hizo reflexionar, de la que fuimos testigos, cuando terroristas atacaron Nueva York y Washington, D.C.


Ese día estaba en Nueva York. Mientras participábamos en una reunión de staff de Priests for Life, cuando todavía no sabíamos lo que estaba pasando, vimos humo que empezaba a levantarse del bajo Manhattan. Y la mañana se volvió como una noche. Cuando estábamos en misa esa mañana, tenía el humo de las torres caídas en la misma línea visual que el Cuerpo de Cristo. “Este es mi cuerpo, entregado por vosotros.”


Hasta el día de hoy, cada vez que salgo de la oficina de Nueva York, me viene a la mente esa mañana. Y  me alegro de que así sea. No quiero olvidarlo. Quiero que siga alentándome en mi trabajo diario en defensa de la vida humana.


¿Después de todo, cual fue el mal del 11 de septiembre? ¿Fue la pérdida de vidas y la destrucción de edificios? Un terremoto o una ola asesina podrían haber causado el mismo daño, pero en esos casos no lo hubiéramos llamado terrorismo. No hubiera sido igual que el mal del 11 de septiembre.


¿Cuál fue específicamente el mal que ocurrió del 11 de septiembre? Fue que algunos seres humanos despreciaron el derecho a la vida de otros seres humanos. Eso hace que los hechos de ese día sean profundamente más inquietantes que una “pérdida” o una “tragedia”, es lo que los hace “malos.”


¿Acaso hay alguna diferencia en el mal si las víctimas miden cinco pulgadas en vez de cinco pies, o si los instrumentos para asesinar son fórceps quirúrgicos en vez de aviones? El mal contra el que peleamos cuando nos oponemos al terrorismo es simplemente un reflejo del mal que cometemos. Cada día, de costa a costa, las clínicas de aborto de nuestro país causan el mismo mal. Algunos seres humanos desprecian el derecho a la vida de otros seres humanos.


Otro paralelo escalofriante es que tanto el terrorismo como el aborto se racionalizan con lenguaje religioso. En ambos casos, es la perversión de la verdadera religión. Los extremistas musulmanes distorsionan su religión matando inocentes en nombre de Dios. Y la Coalición Religiosa para la Elección Reproductiva (Religious Coalition for Reproductive Choice – RCRC) distorsiona el cristianismo llamando una “santa elección” al aborto y celebrando liturgias que honran esa elección. En mi calidad de presidente del Concilio Nacional Religioso Pro-Vida (Nacional Pro-Life Religious Council), he supervisado un proyecto para desenmascarar el extremismo de este grupo a través de un libro titulado “¿Santo Aborto?” En la publicación de la RCRC “Oraciones Pro-Elección. Recursos para el Culto.” (Prayerfully Pro-Choice: Resources for Worship), se afirma que la elección que (nombre) y (nombre) han hecho también es una elección sagrada, una elección por la coherencia y la responsabilidad en la vida.” (p.87)


Una vez más se acerca el 11 de septiembre. Saldré por la puerta de mi oficina. Pensaré en lo que pasó hace cinco años. Después pensaré en la clínica de aborto más cercana. Y me propondré trabajar con más ahínco.


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