¿Encarcelar mujeres?

 
Fr. Frank Pavone
National Director of Priests for Life
January 28, 2008


Pregunta: "¿Cuándo el aborto vuelva a ser ilegal, vamos a empezar a meter en la cárcel a toda mujer que se haga un aborto?"



Respuesta: “No. Los que deben ir presos en este caso son los aborteros.”



Esta pregunta en particular se volverá cada vez más frecuente a medida que se acerca el momento de restablecer la protección a los no nacidos. De hecho, esta pregunta, es parte de un plan deliberado de relaciones públicas orquestado por los defensores del aborto para atacar al movimiento pro-vida como siempre lo han hecho. Después de todo, como según ellos somos anti-mujer, ¿no es esa la única razón lógica por la que nos oponemos al aborto? Eso es lo que quieren que el público crea.



Sin embargo, la realidad es que ser pro-vida es estar a favor de la mujer. No decimos que hay que amar al bebé y olvidarse de la madre. Más bien preguntamos: ¿por qué no es posible amar a ambos? Esto no se aplica solamente cuando el aborto es legal, sino también cuando es ilegal.



El movimiento pro-vida no busca castigar mujeres. Nuestro objetivo, en cambio, es acabar con el asesinato de niños. ¿De qué forma contribuiría el encarcelamiento de mujeres para alcanzar el objetivo? Sus niños ya han muerto, sin embargo el abortero continua matando cientos y miles. Tiene más sentido meter preso al abortero para que no pueda seguir matando niños.



Más aún, la mujer que se hace un aborto ilegal es la mejor fuente de información y evidencia necesaria para condenar al abortero. Si temiera ser procesada, nunca admitiría haberse hecho un aborto, lo que haría mucho más difícil encontrar al abortero.



Esto no excusa a la mujer por el mal que ha hecho. Es el mismo principio por el cual el estado garantiza inmunidad al que usa drogas en pequeña escala a cambio de información que permita atrapar al traficante de drogas.



Esta aproximación al problema no niega el hecho biológico que el aborto destruye una vida humana, ni tampoco el hecho moral que esa vida tiene el mismo valor que la de cualquier otra persona nacida. Pero consideren como trata la ley el asesinato de personas nacidas. El asesinato no es lo mismo que el homicidio doloso, que no es lo mismo que el homicidio culposo. Hay factores de premeditación, pasión violenta, ignorancia, negligencia y cooperación en la acción de otro que se toman en cuenta para determinar con la mayor justicia posible cual es la responsabilidad concreta del individuo.



Consideren estas palabras de alguien que ha padecido un aborto: “En realidad no tenía idea de lo que estaba haciendo. No sabía nada sobre el desarrollo fetal. Simplemente quería salir de la crisis en la que estaba.” El aborto, más que cualquier otra forma de asesinato, va acompañado de presión e ignorancia. Si empezáramos a procesar mujeres, terminaríamos procesando todavía más novios y padres.



De hecho, el nuestro es un ministerio de sanación, no de castigo. Queremos que todos los que han estado involucrados en el aborto alcancen la libertad, el perdón y la paz de Cristo. Así respondemos a una pregunta que se volverá cada vez más común.


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