La premisa de Priests for Life es que el aborto acabará por la acción de la Iglesia, porque Cristo ha vencido a la muerte y es El quien trabaja a través de todos y cada uno de nosotros para que esa victoria llegue a todos los estratos de nuestra sociedad.
Cuando digo “Iglesia” me refiero a todo el Cuerpo de Cristo. El papa Juan Pablo II nos dijo en el Evangelio de la Vida: “la defensa y la promoción de la vida no son monopolio de nadie, sino deber y responsabilidad de todos”(EV 91). Dice esto después de afirmar que el esfuerzo debe ser ecuménico y, de hecho, debe incluir a todas las personas de buena voluntad.
Los Obispos de los Estados Unidos nos han dado lineamientos maravillos sobre la forma en que debe desarrollarse el esfuerzo pro-vida de la Iglesia Católica, y en la conclusión de su Plan Pastoral de Actividades Pro-Vida (Pastoral Plan for Pro-Life Activities) a nivel nacional se hacen eco de lo que dijo Juan Pablo II en la cita anterior. Dicen: “Tenemos en alta estima a todos los que proclaman y sirven al Evangelio de la Vida. A través de su activismo pacífico, educación, oración y servicio, dan testimonio de la verdad de Dios y encarnan el mandato del Señor de amarnos los unos a los otros como El nos ama. Les aseguramos nuestra oración continua. Renovamos nuestro llamado a todos los católicos para que se unan a ellos y a nosotros en la construcción de una ‘cultura de la vida.’”
Esa apertura a los otros, esa estima por los que trabajan por la vida en cualquier confesión e incluso sin ser cristianos, es esencial para el éxito, y esa actitud es esencialmente la actitud católica. Después de todo, la palabra “católica” significa “universal.”
Quienes siguen mi trabajo saben que empezamos animando y activando a los sacerdotes que son llamados, por su ordenación, a salir a buscar a la gente más allá de los confines de la Iglesia Católica y de hecho a ser padres espirituales.
Ya en 1994, por invitación de los obispos, di una charla a sacerdotes y líderes laicos en las Filipinas. En esa charla dije los siguiente:
“No es más fácil construir una familia espiritual que una familia biológica. Algunos dicen: “Los sacerdotes no tienen hijos, sus vidas deben ser más fáciles.” Pero esa manera de pensar tiende al materialismo, que ve en la realidad física, la única realidad. Las realidades espirituales también son reales y ¡los sacerdotes tienen hijos espirituales! Piensen en aquellos que escuchan la predicación y abrazan a Cristo y Su Iglesia, o reciben nueva vida por los sacramentos. ¡Estos son nuestros hijos espirituales! Si no tenemos en cuenta que tenemos que ser generadores, que tenemos que traer hijos espirituales al mundo, entonces practicamos una anticoncepción clerical. Hemos sido ordenados para dar vida y hacerlo generosamente.” (Para ver toda la charla, visite www.priestsforlife.org/articles/Role.html)
Ese es nuestro punto de partida. ¡Recemos para que nuestros sacerdotes sean padres espirituales que generen muchos hijos que trabajen codo a codo con todas las personas para construir la cultura de la vida!