El próximo año, creyentes de todo el mundo se reunirán con el Papa en Filadelfia para celebrar el regalo de Dios, la familia. Bajo el lema “El amor es nuestra misión: la familia está viva”, este será el Octavo Encuentro Mundial de las Familias.
Establecido por san Juan Pablo II, este encuentro mundial regular comenzó hace veinte años, en 1.994. Es coordinado por la agencia vaticana también establecida por san Juan Pablo II, el Consejo Pontificio para la Familia. Tuve el privilegio de trabajar ahí en la década de los 90 y ayudé a coordinar el II Encuentro Mundial de las Familias en 1.997, en Río de Janeiro.
Acabo de regresar de una visita con el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, y conversamos sobre la próxima celebración en Filadelfia. Él me dio el libro que sirve esencialmente como "guía de estudio" para el tema del encuentro. En los días de esta reunión, diversas presentaciones se dan para ayudar a los participantes a comprender las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia y, nosotros vamos a estudiar estos temas junto con usted en los próximos meses en www.sacerdotesporlavida.org/Familia.
En mi conversación con el arzobispo, le presenté una carta de 70 organizaciones nacionales pro-vida en Estados Unidos —grupos representantes de muchas nominaciones— y discutimos sobre el entusiasmo de estos líderes para promover y participar en el Encuentro Mundial para las Familias. Su promoción más destacada de este evento, y por supuesto, una de las dimensiones clave de este tema: el llamado a elegir la vida. Como siempre dijimos cuando trabajé en el Consejo Pontificio para la Familia, “No puede existir familia sin vida” y, consistente con el lema del encuentro de 2.015, la familia no puede estar “viva” si sus más pequeños e indefensos miembros, los niños en el vientre de sus madres, no tienen protegidas sus vidas. En efecto, como el investigador veterano sobre el aborto y psiquiatra, el Dr. Philip Ney expone, ninguna experiencia humana es más destructiva para la familia que el aborto.
De hecho, el amor es nuestra misión, y el amor es exactamente lo opuesto al aborto. El amor dice: “Yo me sacrifico a mí mismo por el bien de la otra persona”; el aborto dice: “Yo sacrifico a la otra persona para mi propio bien”. Esta dinámica se ve poderosamente en la vida y muerte de la santa, quien es una de las patronas del próximo Encuentro Mundial para las Familias, santa Gianna Beretta Molla, quien sacrificó su vida por su hijo no nacido. El otro santo patrono del encuentro es san Juan Pablo II, quien a lo largo de su vida fue llamado “el Papa de la Familia”, y puede también llamarse justamente “el Papa de la Vida”.
El año pasado, nuestra directora ejecutiva, Janet Morana, entrevistó al arzobispo Paglia acerca del Encuentro Mundial para las Familias y, él se refirió a su reciente visita a Filadelfia, donde él estaba muy inspirado viendo la Campana de la Libertad. En la entrevista, expresó su esperanza de que el encuentro de 2.015 sería un momento para la nueva “campana de la libertad” para la familia. Permitir este evento, y el compromiso de los que asisten a él, será señal de una nueva libertad para entender lo que es la familia y, una nueva libertad para todos sus miembros, empezando por los más pequeños, de vivir su vocación como signo e instrumento del Amor de Dios y la vida en el mundo.