María, Madre de Jesús y Madre de la Vida,
tu dijiste “Si, hágase en mi…”
cuando el ángel de Señor te anuncio que darías a luz a un Hijo
y nombrarlo Jesús.
Nos regocijamos en tu Si,
que ha resonado por los siglos
y que afirma el plan de Dios
Quien gobierna el universo.
Nos regocijamos en tu Si,
que resuena en nuestros corazones y almas
y nos inspira a consentir a los dones y al llamado de Dios sobre nuestras vidas.
Nos regocijamos en tu Si,
porque es un reflejo de tu Hijo
es el Gran Amen a las promesas de Dios,
Quien fue obediente, hasta una muerte en la cruz.
El rezo al Padre,
“Hágase Tu voluntad, no la Mía,”
y nos mandó a que rezáramos esta misma oración cada día.
María, tu Si a Dios
nos enseña el camino a ser cabal
y el sendero a la Cultura de la Vida.
Que tu Si,
inspire a toda madre que se encuentra en cinta pero confundidas
a decir “Si” a la vida en su vientre
y al Dios Quien crio esa vida.
Que tu Si y nuestro Si
derrote la Cultura de la Muerte
que acierta sus propios “derechos” y “decisiones”
sobre el plan de Dios
y sobre las vidas de los hijos de Dios.
Tal como Dios te exalto por tu obediencia,
y exalta a todo el que se humilla ante Su voluntad,
que así todos los discípulos de tu Hijo,
¡confiesen un gran Si al Padre y a la Vida! ¡Amen!