Santa Madre María,
¡que ponderoso es tu saludo!
¡Y, que poderoso es el Hijo entre tu vientre!
Cuando saludaste a tu parienta Elisabet,
después de haber viajado a visitarla para asistirle en su embarazo,
ella declaro, “¡Apenas llego tu saludo a mis oídos, el niño salto de alegría en mis entrañas!”
Y ella nos dio las palabras que tanto repetimos,
“¡Bendita eres tú entre las mujeres y bendito es el Fruto de tu Vientre!” (Lucas 1:42)
Hoy te pedimos oh María,
que le compartas tu palabra de ánimo a cada madre embarazada,
¡y así traer gozo a toda criatura sin nacer!
Que el gozo supere la tristeza,
que la esperanza supere la desesperación,
que la belleza de la vida supere la violencia fea del aborto.
Y que cada uno de nosotros siga tu ejemplo, Oh María,
de proveer asistencia práctica a todas las embarazadas
y a sus bebes,
que todas ellas atraviesen por un embarazo feliz,
y un parto sano. Y que den alabanzas a tu Hijo Jesús, Quien es el Señor de Vida
por los siglos de los siglos. ¡Amen!