María, eres la Madre del Verbo Encarnado
Por el Diseño de Dios, y por tu “Si” al plan de Dios,
El Eterno Hijo de Dios se convirtió un Niño en tu vientre.
Por la maravilla de la Encarnación,
todo ser humano de alguna forma
se ha unido a Dios.
Nuestra naturaleza humana,
que es compartida por todo nacido y no-nacido,
ha sido elevado hasta el mismo Dios,
y hecho más santo y sagrado que lo fuera antes.
María, te damos gracias que por tu consentimiento,
Dios cazo nuestra humanidad con Su Divinidad.
Que este gran misterio,
por el cual nos unimos a ti por siempre en alabanza al Señor,
despierte los corazones de todos
a una reverencia más grande que nunca
por cada vida humana,
incluyendo todo niño sin nacer.
María, ruega por nosotros,
y llévanos a Jesús,
Quien es Señor por los siglos de los siglos. Amen.