El Partido Importa

 
Fr. Frank Pavone
National Director of Priests for Life
October 25, 2010


En una elección, cuando se decide por que candidato votar, deben considerarse algunos principios morales. Como he escrito anteriormente en numerosas oportunidades, la posición de un candidato en las cuestiones más importantes es de una importancia clave, porque al colocar a esa persona en la posición de votar leyes, uno contribuye a acercar o alejar las políticas públicas de la ley moral.

Pero esa misma consideración implica también que la posición del partido al que pertenece el candidato también importa. Al elegir a ese candidato para el cargo, uno también contribuye a colocar a su partido en el poder. También debe tenerse esto en cuenta. Los votantes necesitan preguntarse en que medida alterará el balance de poder entre los partidos la elección de un candidato particular y que pasará cuando un partido en particular tome el control. Los votantes deberían conocer la plataforma del partido y la posición oficial de los líderes del partido sobre aquellas cuestiones morales en que evalúan a un candidato en particular.

En todos los partidos cuando se trata de cuestiones morales fundamentales el candidato individual tomará a veces una posición diferente a la de su partido. Sin embargo, si la elección de dicho candidato diera el control a su partido, que mantiene la posición opuesta en esos temas, en la práctica votar por ese candidato conspira contra la posición que el votante está tratando de promover.

En resumen, el partido importa.

Para ilustrar por que es importante el partido, observemos lo que pasa en el senado de los Estados Unidos.

El partidario mayoritario en el senado elige al líder de la mayoría. El líder de la mayoría controla la agenda y el cronograma del senado. Esto incluye la capacidad de elegir el momento de los procedimientos sobre tablas, es decir, debates, consideración de enmiendas y votaciones tanto de leyes como nominaciones.

El partido mayoritario tiene mayoría en todas las comisiones (excepto la comisión de ética), generalmente en proporción cercana a su participación en el cuerpo. El partido mayoritario en cada comisión también designa la mayoría de los asesores de la misma.

La mayoría en cada comisión recomienda a su bloque un presidente de comisión. Típicamente la mayoría del senado aprueba esa elección. Los presidentes, a su vez, fijan la agenda de sus respectivas comisiones. Son puestos de gran poder. Por ejemplo, a veces los presidentes rehúsan fijar audiencias para considerar nominaciones o proyectos de ley y esto efectivamente acaba con esas iniciativas. En otras palabras, el mejor candidato de cualquier partido podría presentar el mejor proyecto imaginable, pero este nunca saldría de la comisión. El partido importa.

Consideraciones sobre cual partido debería detentar el poder como consecuencia del resultado de una elección particular resultan especialmente relevantes cuando candidatos opuestos tienen posiciones similares en cuestiones de suma importancia.

Reflexiones como esta no constituyen un apoyo a un partido, sino un aspecto de nuestro deber como clérigos de enunciar las dimensiones morales del voto. Si benefician a un partido sobre otro, no es por nuestra elección, sino por la elección de aquel partido que toma una determinada posición.


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