Padres, Debemos Enfrentarnos a Nuestros Temores sobre el Aborto

 
Fr. Frank Pavone
National Director, Priests for Life
June 14, 1999


Sacerdotes Pro-Vida ha estado recibiendo comentarios del clero sobre las razones que tienen para no participar más activamente en la lucha contra el aborto. Veamos lo que nos dicen:

1. ¿Me preocupa que me consideren de "extrema derecha", "fanático", "tradicionalista", o ajeno a mis feligreses? Aquí la pregunta debe ser: "¿Para qué fui ordenado?" Si fuimos ordenados para ser pastores de nuestro pueblo, para guiarlos, entonces nuestra preocupación es ayudarles a ver la verdad y practicarla. No vamos a dejarnos llevar por ninguna facción, ni de "izquierda" ni de "derecha".

Por el contrario, debemos conducir a nuestro pueblo hacia la verdad. Si por hacer esto nos ponen un rótulo, ¿qué más da? Si nos dejamos influenciar por lo que alguien nos llame, ¿no es esta una debilidad por parte nuestra? ¿Qué hacemos cuando el rótulo que nos ponen es sencillamente por ser sacerdote o por ser Católico? 

2. ¿Tengo temor de que me consideren sacerdote de un solo tema? Desde un punto de vista este es un temor infundado. Nosotros tratamos muchos temas. El verdadero temor es: ¿Qué ocurrirá si yo trato el tema del aborto aunque sea una sola vez? Desde otra perspectiva, hay un solo tema, ya que si no hay vida tampoco habrá ningún otro derecho ni habrá personas que traten el tema.

3. ¿Pondré en peligro nuestra exención de impuestos si trato sobre el aborto? No. Las leyes no nos prohiben hablar sobre temas de interés público. El Sr. Mark Chopko, Asesor General de la CCEU nos recuerda que "es inevitable que la participación en debates públicos sobre temas importantes choque con la posición de ciertos candidatos.

Sin embargo, la Primera Enmienda de la Constitución protege la libre expresión de todas las ideas... aún bajo la sección 501(c)(3) "Estructura Reguladora" (Memorando de junio 26 de 1992).

4. ¿Provocaré el alejamiento de las mujeres que han tenido abortos? Nosotros predicamos acerca del aborto precisamente para ayudar a estas mujeres, y para impedir que otras cometan el mismo error. La carta que recibimos de una mujer que se sometió a un aborto nos anima a dejar los temores de hablar abiertamente sobre este tema.

Dice ella: "No puedo dejar de pensar que si en la Iglesia me hubieran dicho que el aborto era malo... hubiera decidido quedarme con mi bebé, en lugar de matarlo." Al condenar el aborto, también proclamamos el perdón y la sanación. Los expertos en sanación después de un aborto nos dicen que es imprescindible que la mujer "deje de apelar a los mecanismos de defensa, como negación, auto-represión y racionalización del aborto". (Dr. Philip Mango, "Las Consecuencias del Aborto y su Tratamiento," agosto de 1990.) La mujer debe enfrentarse a la muerte de su bebé, y nosotros podemos guiarla por el camino de sanación proclamando la verdad del aborto y la realidad del perdón.

Cuando hablamos sobre el aborto, le estamos diciendo: "Nos preocupa", pero nuestro silencio le diría: "No nos importa". 

5. ¿Me preocupa ahuyentar a algunos de mis feligreses? Ciertamente no queremos ofender ni alejar a ninguno de nuestros fieles innecesariamente. Nuestra misión es de reconciliación. Pero al mismo tiempo, con quien debemos reconciliar a los fieles es con Dios. Que nuestros feligreses acudan a la parroquia es un aspecto de nuestra misión; otro aspecto es asegurarnos que cada vez que vengan reciban el mensaje íntegro de Dios a través de Su Iglesia. No estamos haciéndoles un favor; en estricta justicia, tienen derecho a oír la verdad absoluta de las enseñanzas de la Iglesia. Si creemos que vamos a lograr esto fielmente, sin que alguien se aleje, estamos ignorando el hecho de que el propio Jesucristo ahuyentó a muchas personas (ver, por ejemplo, la conclusión de su discurso Eucarístico en Juan 6). ¿Podemos hacerlo nosotros mejor que El? Este alejamiento no es intencional por parte nuestra, pero es inevitable, y es así por el misterio de la libertad.

Algunas personas se han alejado de la verdad sobre el aborto. Así pues, si nosotros exponemos fielmente esta verdad, también pueden decidir alejarse de nosotros. Esto no es lo mismo que "ahuyentarlos" que implicaría una situación en la cual nosotros nosotros seríamos los causantes del alejamiento por descuido o falta de caridad.

6. ¿Tengo temor de "dividir mi parroquia"? De hecho, ya todas las parroquias están "divididas, en el sentido que se van a encontrar personas a los dos extremos del problema del aborto. Si nunca tratamos este tema, tal vez se oculte la división por un tiempo, pero esto no equivale a unidad. La unidad se basa en la verdad y prospera cuando la verdad se expone a las claras. "Y yo, cuando sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a mí a todos los hombres." (Juan 12:32).

Nosotros no fomentamos la unidad por medio de nuestros planes, esfuerzos y programas humanos. La fomentamos alzando a Jesucristo para que todos lo vean y lo oigan. La fomentamos proclamando Su Palabra, sin ambigüedades ni excusas. Desde. luego, siempre habrá división, por la misma razón que siempre habrá alejamiento, pero esto se debe a la Palabra misma. "No he venido sino a traer disensión."(Lucas 12:51) Es la división entre verdad y error, gracia y pecado, vida y muerte. Esta división debe llegar antes que se logre la unidad, pues de otro modo la unidad será superficial e ilusoria.

7. ¿Tengo el temor de que al mencionar el aborto me veré obligado a hablar también sobre la contracepción? Como sacerdotes estamos públicamente obligados a enseñar lo que enseña la Iglesia. No sólo se relaciona el aborto con la contracepción, sino también hay un enlace y unidad maravillosos en todas las verdades que proclama la Iglesia. Estas forman un todo orgánico, ya que en fin de cuentas el mensaje es una Persona: N. S. Jesucristo. "No teman; siempre iré delante de vosotros."

Estas palabras que se cantan con tanta frecuencia en nuestras iglesias, son palabras para nosotros los sacerdotes. A través de la historia nunca se nos ha ofrecido tanta ayuda para las enseñanzas de la verdad sobre la contracepción como existe hoy en día, especialmente en enseñanzas del Santo Padre y comentarios de los fieles. Debemos utilizar toda la ayuda disponible.

8. ¿Estoy demasiado ocupado para dedicarle más tiempo? Mucho de lo que tenemos que hacer por la causa pro-vida no toma más tiempo, sino más espíritu. No toma más tiempo predicar sobre el aborto que predicar acerca de cualquier otro tema. No toma más tiempo publicar anuncios pro-vida en el boletín que poner cualquier otro tipo de anuncio. No toma más tiempo expresar su apoyo a un grupo pro-vida, que hacerlo a cualquier otro grupo. Pero por encima de todo debemos tener en cuenta que hay una vida inocente en juego. Al igual que habría tiempo para salvar a un niño arrollado por un automóvil cerca de nuestra iglesia, ¿no podríamos tomar tiempo para hacer algo por los 4,400 niños que deliberadamente son mutilados cada día? De todos modos, nuestro tiempo le pertenece a Dios; ¡debemos utilizarlo para salvar a sus niños! 

9. ¿Es simplemente que no me considero capacitado para tratar sobre el aborto? Hay muchas variaciones sobre este tema que se tratan en las preguntas siguientes. En general, puede existir falta de confianza en si mismo. En tal caso es preciso fortalecer la confianza aumentando nuestros conocimientos sobre este tema, hablando con otros sacerdotes que están activos en el movimiento, por medio de la oración, y de la experiencia. Siempre existe el temor de darle un énfasis equivocado al tema ("ser demasiado duros", "provocar sentimientos de culpa", "Parecer insensibles"). Para contrarrestar esto, siempre que hablemos del aborto debemos incluir una referencia a la ayuda con que pueden contar las mujeres que la necesiten, y también a la paz y perdón que Cristo ofrece a través de Su Iglesia.  

10. ¿Creo que el tema del aborto es demasiado complejo para tratarlo en la homilía? Si esta es nuestra actitud podemos preguntar, "Complejo en qué forma? Por cierto, desde el punto de vista sicológico. Sin embargo, moralmente es inequívoco: el aborto es la muerte provocada a un ser inocente, y por consiguiente siempre es malo. Nada puede justificarlo. ¿Resulta demasiado complejo denunciar un asesinato en la homilía? ¿Es demasiado complejo señalar la injusticia contra los miembros más indefensos de nuestra sociedad?

¿Es demasiado complejo proclamar que hay ayuda disponible para mujeres embarazadas, y que hay otras opciones que son preferibles al aborto? ¿Cómo sería esto más complejo que tratar temas de racismo, pobreza, guerras o drogadicción?

11. ¿Será la complejidad de una congregación numerosa y diversa lo que me detiene en el tema del aborto? Todo conferencista sabe que la regla primordial es "Conozca a su audiencia." La feligresía del domingo es una audiencia variada en términos de edad, educación y madurez espiritual. El problema de hablarle a un grupo así no se limita a los abortos. En cualquier tema debemos tener sensibilidad y prudencia. Al propio tiempo, nuestra audiencia no está en un vacío, ni vive en una sociedad Cristiana. Debemos tener en cuenta los mensajes alarmantes, confusos y erróneos que constantemente reciben fuera de la Iglesia. Prevalece la corrupción de los jóvenes. Nuestro reto es armarlos de la verdad para contrarrestar los errores corruptores que oyen por doquier. Si nuestro criterio al predicar es que cada persona comprenda inmediatamente todo lo que decimos, estamos aplicando un criterio poco realista e innecesario. Por otra parte, todas las personas tienen un concepto tan diferente de lo que es apropiado, que siempre habrá alguna crítica, y tenemos que aceptarlo así. Tenemos que dejar bien claro que siempre estamos dispuestos a hablar con los feligreses en privado si tienen preguntas o dudas sobre nuestras prédicas.

Prudentemente podemos preguntar "¿Si no oyen la verdad de nosotros, exactamente dónde y cuándo van a oírla?" ¿Vamos a permitir que una sociedad pro-aborto, saturada de retórica, decidida a ocultar la verdad sobre el horror del aborto, tenga la primera, última, y única palabra para aquellos a quienes nosotros debemos dirigir como pastores?

12.¿Me cuesta trabajo relacionar los abortos con las escrituras? Mi especialidad teológica es la de las Escrituras, y puedo decir sin duda alguna que si las Escrituras no enseñan la inmoralidad del aborto, no enseñan nada. No es preciso que la palabra "aborto" aparezca específicamente en los textos para que exista una enseñanza sobre esto en las Escrituras. Por ejemplo, la palabra "Trinidad" no aparece en ninguna parte de la Biblia, pero allí está la enseñanza. El aborto es la muerte causada a una inocente criatura humana. Las enseñanzas sobre el aborto están presentes cuantas veces se condena el derramamiento de sangre inocente, y las numerosas instrucciones sobre caridad, especialmente hacia los débiles, los pequeños, los desvalidos, y los rechazados por la sociedad. Se pueden citar muchos textos, pero más allá de ellos están los temas y direcciones que señalan las Escrituras.

Los pueblos de la antigua y nueva alianza están llamados a ser pueblos santos, comunidades ligadas a Dios y a su prójimo por el amor. Esto ocurre porque Dios toma la iniciativa no sólo para dar vida, sino también para salvar al indefenso, y estos son eventos centrales del Antiguo y el Nuevo Testamento. El aborto pertenece a una dinámica de pensamiento y de vida totalmente contradictoria, ya que rechaza a ciertos miembros de la comunidad, y destruye en lugar de defender al desvalido. (Sacerdotes Pro-Vida ofrece materiales específicos sobre la relación del tema del aborto dentro de las Escrituras, incluyendo muestras de homilías. Pueden ordenarlos escribiéndonos.)

13. ¿Necesito más recursos? No hay problema. Escríbanos y le proporcionaremos más fuentes de recursos de las que podrá utilizar.

14. ¿Estoy desilusionado por la falta de apoyo en mis gestiones sobre el aborto? Tal vez no contamos con el estímulo que necesitamos de nuestros colegas los sacerdotes, de nuestros feligreses o de las autoridades eclesiásticas. Con relación a los hermanos sacerdotes, el apoyo en la defensa de la vida es uno de los beneficios que ofrecen los Sacerdotes Pro-Vida, y el capítulo local de su diócesis, o contactos con otros miembros puede ser de ayuda. Hay también otros movimientos de sacerdotes que nos animan en distintos aspectos de nuestro ministerio. Referente a nuestras congregaciones, el estímulo no falta. Si asume una posición firme pro-vida, verá como crece. También habrán quejas, pero no son los que protestan los que tienen que responder a Dios por lo que se predica o se deja de predicar en el púlpito. En relación con nuestros obispos y superiores eclesiásticos, debemos seguir los consejos de las Escrituras de rezar por ellos. Si algunos no nos apoyan en cuanto a la defensa de la vida, debemos pedirles amablemente y con firmeza que lo hagan.

15. ¿Me incomodan las excentricidades de ciertas personas provida? Siempre habrá excéntricos en todo movimiento, pero si nuestra principal impresión de los "pro-vidas" es que son excéntricos, esto puede indicar que nosotros mismos hemos tenido poco contacto con los miembros del movimiento. Las personas pro-vida son las más dedicadas y generosas del mundo. Aman a quien no les devuelve amor, y en el proceso soportan ridículo, costos y daños. El movimiento pro-vida es el mayor movimiento de pueblo en la historia de los Estados Unidos. Claro que hay excéntricos, pero también hay muchos santos. (¡A veces las dos categorías coinciden!) Hay estudios que demuestran que el movimiento pro-vida, tan vasto y variado, refleja mejor el carácter de América que el movimiento en pro del aborto.

Por otra parte, nosotros tenemos el poder de darle fuerza al movimiento pro-vida atrayendo al mayor número posible de personas, incluyendo profesionales de todas clases. La propia parroquia (conjuntamente con grupos no católicos) debe-constituir el movimiento pro-vida del barrio. ¡Nosotros somos los responsables de que esto se logre! Nadie está exento de la llamada pro-vida. Después de todo, ¿Cuál es la alternativa?. 

16. ¿Me parece que la "Etica consistente de vida" es incompatible con la insistencia sobre el aborto? Según la Reafirmación de 1985 del Plan Pastoral para las Actividades Pro-Vida (CNOA): "La insistencia sobre el aborto, y el firme compromiso de la Iglesia hacia la ética consistente de vida se complementan mutuamente." Consistencia no significa suavizar algo, significa levantar la voz. De igual modo consistencia quiere decir que si el aborto es asesinato, debemos tratarlo como tal.

17. ¿Me parece que ya todos oyen y saben bastante acerca de los abortos? Muchos sacerdotes piensan así. Pero piensen de nuevo. Después de 22 años de lucha en contra del aborto legalizado, aún sigue cada criatura en el vientre de la madre siendo vulnerable al aborto legalizado. Aún está ocurriendo un aborto cada 20 segundos (es decir, 4,400 al día y 1.6 millones al año), y los católicos acuden al aborto igual que cualquier otro. La falta de conocimientos continúa. La mayoría de las personas desconocen el alcance de los abortos; la forma repugnante en que se realizan, y las dañinas secuelas, tanto físicas como sicológicas, que deja este tipo de operación en las madres. Muchos reconocen la maldad del aborto, pero no se dan cuenta lo malo que es. Por otra parte, el conocimiento no es una virtud. Nuestra labor es incitar a las personas a que hagan algo sobre esto. ¿Si ya tienen bastantes conocimientos, dónde están nuestros grupos pro-vida? ¿Dónde están nuestros centros locales para crisis de embarazos, y refugios para madres solteras? Existen muchos, ¡pero se requieren muchos más!

¿Cuántas personas tratan el aborto como lo que es, el asesinato de un niño? Más que nunca, necesitan nuestro estímulo para enfrentarse al bombardeo de lemas y mentiras pro-aborto, y al temor de pleitos judiciales que los aleja de actividades legítimas pro-vida. Si a veces nos parece que "Predicamos al Coro" debemos tener en cuenta que las personas pueden abandonar el coro, y esto es exactamente lo que la parte contraria quiere que suceda.

18. ¿Tengo temor de los "temas políticos"? ¿Es el asesinato de niños un tema meramente político? En el campo moral y espiritual, ¿en qué se diferencia el aborto de matar a niños de dos años? ¿Tenemos menos obligación de defender a nuestros hermanos antes de nacer, que después de venir al mundo? ¿Es que debemos quedarnos callados porque los políticos hablan del aborto? Es sorprendente que la Iglesia reciba todo tipo de alabanzas por defender la paz o la justicia económica, que son también "temas políticos", pero cuando se trata del aborto se le aplican otras reglas. Algunos sacerdotes guardan silencio porque consideran que es un "asunto político", y por su parte los políticos guardan silencio porque lo considera un "asunto religioso". Si el aborto es inmoral, ¿dónde vamos a decirlo?

En realidad, el aborto es muchas cosas. Es un asunto de política pública que todos tenemos el derecho de formular. Es un tema moral, "el tema fundamental de derechos humanos para todos los hombres y mujeres de buena voluntad" (Resolución sobre el Aborto de la CNOC de 1989). Es un tema espiritual, que nos presenta el reto de decidir si vamos a coexistir pacíficamente con el asesinato de los niños a nuestro alrededor, o más bien si reconocemos a Dios como Dador de Vida y Lo adoramos defendiendo la vida que nos da.

Si el problema es temor de los asuntos políticos, cuánto más debemos temer los asuntos espirituales, en los cuales los poderes en guerra son mucho más temibles, y los riesgos mucho más altos. Pero somos sacerdotes, y no emprendemos nuestra tarea a base de fuerza humana, sino a base del poder y la autoridad de N. S. Jesucristo. Por lo tanto, no permitimos que el temor nos detenga.

19. ¿Tengo temor de ser antagónico? Ser antagónico no es lo mismo que faltar a la caridad. Nuestro Señor, que comió con los pecadores, también los antagonizó. El amor demanda antagonismo pues no puede descansar si el ser amado está envuelto en la maldad. El amor busca el bien del ser amado, y esto quiere decir que a veces tiene que ser firme para rescatar al ser amado de la maldad. Muchos piensan en el precio del antagonismo, pero olvidan que también se paga un precio por no contradecir. Y el precio es que sigue progresando la maldad, las relaciones se vuelven vanas y superficiales, y el verdadero liderazgo se esfuma debido a que el líder no puede señalar el camino recto, y eventualmente perderá el respeto de todos los que esperan su dirección. 

20. ¿Veo la cuestión del aborto como un caso perdido, y por lo tanto una pérdida de tiempo? En la cuestión del aborto nace una causa nueva cada día. Esta causa es la vida amenazada hoy, la vida que puede salvarse hoy. En nuestra patria el problema del aborto es cada día 4,400 problemas - criaturas humanas reales que nunca murieron y que están condenadas a muerte. Cada día es una nueva tragedia, que requiere una nueva respuesta. ¿Un caso perdido? ¿Por qué? ¿Porque ya no se nos permite defender a los desvalidos? ¿Porque ya no tenemos amor hacia las madres de estos niños y les ofrecemos ayuda? ¿Porque ya no podemos ayudar a las personas a ver la verdad sobre la maldad del aborto? ¿Porque Dios no está de parte nuestra? ¿Porque un gobierno que abandona sus responsabilidades hacia criaturas indefensas tiene la última palabra definitiva? No, de ninguna manera es una pérdida de tiempo. No tenemos razón ni derecho para declarar que esta es una causa perdida. No se trata de que ganen los "pro-vidas" o los "pro-alternativa". El hecho es que ¡si no gana el movimiento pro-vida, nadie gana! Estamos hablando de la propia existencia de la civilización humana! El error de declarar que ciertas categorías de personas "no son personas " ha existido antes a través de la historia (la Alemania Nazi, la esclavitud, etc.) y se ha rectificado. Puede y debe rectificarse de nuevo. Si no se hace así, no sería tan solo abandonar una "causa" sería cometer un suicidio. 

21. ¿Tengo el temor que al tratar sobre el aborto estaré dejando que mi "Agenda Personal" interfiera con la liturgia? Si defender a niños inocentes de la muerte, y en caridad práctica, tratar de ayudar a mujeres necesitadas es una simple "agenda personal" entonces ¿cuál es la agenda de la Iglesia? ¿Cómo es posible que no incluya esto? 

22. ¿Tengo dudas sobre la credibilidad de las propias enseñanzas? Todas las enseñanzas de la Iglesia forman una unidad viviente e indivisible. No podremos ver la plena "credibilidad" de ninguna de las enseñanzas si las aislamos del todo, o eclipsamos a las demás. ¿ Es a veces difícil observar las enseñanzas sobre el aborto? Ciertamente, Pero también tenemos enseñanzas sobre la gracia, sobre el poder de Dios, sobre morir para nosotros mismos, sobre la unión con N. S. Jesucristo, sobre la caridad práctica. La enseñanza es muy creíble, y así será para todos nuestros fieles si la presentamos como parte de una exposición clara y vigorosa de la fe Católica en su totalidad, sin falsedades ni omisiones, y si la colocamos en el contexto de una vida marcada por caridad, compasión y santidad profunda.


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