Dios de nuestros Padres, a través de los siglos,
Espíritu Santo inspiró a los profetas
A predicar la verdad con poder
Y a desafiar a los reyes de la tierra para obedecerte, Rey del Cielo.
,En los días cuando el Rey Ajáb y Jezabel promovían la falsa adoración,
Apartando a tu pueblo de la Alianza verdadera,
Y castigando a los profetas del Señor,
Ungiste a Elías como tu profeta (cf. 1 Rey: 17)
Lleno del Espíritu Santo,
Retó a Ajab, Jezabel y a los falsos profetas.
Manifestó con valentía el poder del Dios verdadero,
Y retó al pueblo a decidirse a quien debían servir.
Cuando hubo llegado la plenitud de los tiempos,
Erigiste a Juan el Bautista,
Quien señaló al mundo al Cordero de Dios, Tu Hijo Jesucristo.
En el poder de Tu Espíritu,
Juan proclamó el bautismo del arrepentimiento,
Advirtiendo a todos de la urgencia de volverse de sus pecados.
También advirtió al rey Herodes,
Que estaba cometiendo adulterio,
Al tomar la esposa de su hermano.
Cuando Herodes se llenó de ira por ello, disponiéndose a castigar a Juan
Éste no se disculpó ni apaciguó su mensaje,
Sino que padeció la prisión y el martirio,
Por el poder del Espíritu Santo.
Señor, el mundo actualmente está lleno de autoridades públicas,
Quienes pisotean Tu Ley bajo sus pies,
E incluso tratan de cambiar su significado
Para justificar su búsqueda del Mal.
Ellos defienden y promueven el asesinato de niños
Pero dicen ser católicos devotos, cristianos y otros creyentes en Dios.
Padre, Envía Tu Espíritu Santo.
Y eleva nuevos profetas, predicadores y fieles testigos
Iguales a Elías o Juan el Bautista,
E incontables profetas y santos
Que también enarbolaron la “espada del Espíritu”, La Palabra de Dios,
Para retar a quienes ostentan el poder, y te obedezcan, Señor de todas las Naciones.
Haz que entre nosotros se alcen nuevas voces,
Que sean capaces de predicar y declarar
Que ningún mandatario de la tierra,
Puede en forma alguna autorizar la matanza de niños inocentes,
Que cualquier nación que permita el aborto,
Se vuelve un estado tirano,
En un destructor de la democracia así como de los fundamentos mismos de la civilización.
Concédenos oh Padre, que nada pueda callar a tu pueblo,
Antes, que la voz de Espíritu, la voz de la Vida,
Se alce entre las voces discordantes de la falsedad,
Y transforme la cultura de la muerte, en el Reino Eterno de la Vida.
Te lo pedimos en el Nombre Poderoso de Jesús, Amén.
Fr. Frank Pavone, National Director, Priests for Life