Ez 2:2-5
2 Cor. 12:7-10
Mc 6:1-6a
Ver un video con consejos para la homilía: https://youtu.be/7Tj0aURv1kA
Las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar sobre lo que significa ser un profeta, y cómo podemos “complacernos en los…insultos y persecuciones.”
En nuestro bautismo, fuimos declarados “Sacerdotes, Profetas y Reyes”, igual que El Señor Jesús mismo en cuyo Cuerpo y misión fuimos bautizados. Un “profeta” no se dedica primordialmente a predecir el futuro; antes bien, un profeta siempre habla sobre el tiempo presente, declarando a las gentes lo que dice la Palabra del Señor sobre nuestras actuales circunstancias, cultura y estilo de vida. El profeta declara cuál es el siguiente paso conveniente a tomar para el Pueblo de Dios en su constante camino de arrepentimiento y crecimiento en santidad. Como el Pueblo de la Vida que vive en medio de la cultura de la muerte, todos nosotros somos profetas en relación a la santidad de la vida; somos profetas que declaramos que la única respuesta apropiada a la vida en todas sus etapas, especialmente cuando se encuentra más vulnerable, es un amoroso y generoso “Sí”. Somos profetas en la medida que le enseñamos a nuestros niños acerca de la dignidad de la vida; somos profetas cuando compartimos el mensaje Pro-Vida con amigos y colegas de trabajo, con la comunidad a través de misivas a los periódicos locales o en internet. Somos profetas cuando vamos a ejercer nuestros derechos de ciudadanos en la caseta de votación, en tanto tenemos la obligación de elegir candidatos que estén comprometidos a proteger a los no-nacidos.
Puesto que la postura profética nos convoca a cambiar y arrepentirnos del pecado, el profeta será frecuentemente rechazado. Las lecturas nos dan cuenta de que ello es gaje propio del oficio. Es fácil asumir que el rechazo y la persecución que nos acompañan en nuestro rol profético significa que debemos revisar nuestro bosquejo inicial de trabajo o quizás contratar una firma experta en relaciones públicas para refinar nuestro mensaje. De hecho, no significa nada de eso en lo absoluto. Somos llamados a ser fieles, como lo destacó la Madre Teresa, indistintamente de que tengamos éxito o no. “Sabrán que un profeta ha estado entre ellos”.
Esto es también lo que quiere decir San Pablo acerca de “complacerse en la debilidad, los insultos, las durezas, las persecuciones y limitaciones”. Algunas veces éste pasaje se relaciona únicamente a las debilidades morales. No obstante, él también hace referencia a las persecuciones y los insultos- precisamente las cosas que tanto tratamos de evitar.