Sir 15:15-20
1 Cor 2:6-10
Mt 5:17-37 or 5:20-22a, 27-28, 33-34a, 37
En las lecturas de hoy, encontramos dos vías por las cuales es posible desarrollar la temática pro-vida.
En primer lugar, el Señor proclama a través del Eclesiástico que se pueden guardar los mandamientos. “Si tú quieres, guardarás los mandamientos”. Dios no es injusto. Él no nos da una carga que no podamos llevar. La razón por la que Jesús dice que su yugo es fácil y su carga ligera es porque Él transforma nuestra naturaleza para que podamos conocer, amar y servir a Dios con el mismo Espíritu con que Él lo hace. Uno podría decir, después de entender los mandamientos, que son imposibles de guardar. Pero nosotros no dependemos únicamente de la fuerza humana. Cristo vive en nosotros, y ese es la plenitud máxima de la verdad expresada a través del Eclesiástico. Esta es la razón por la que Pablo más tarde declara, “Dios es fiel; Él no te dejará ser tentado más de lo que puedes resistir. Pero cuando seas tentado, Él también te brindará una salida para que puedas superarlo.” (1 Cor. 10:13).
En relación a la temática pro-vida, esto significa que no importan cuáles sean las circunstancias en las que alguien esté siendo tentado o presionado para realizarse un aborto, esas fuerzas se pueden resistir, El poder de decir “Sí” a la vida está siempre allí.
Luego, al mandamiento de “no matarás” (o sea, no matarás a aquel que es inocente) lo repite Jesús en el Evangelio, pero Él va más allá y nos advierte que evitemos esas cosas que nos llevan a matar. Una de esas cosas es el utilizar un “lenguaje abusivo” hacia nuestros hermanos y hermanas. El profesor William Brennan escribió un libro llamado “Deshumanizar al vulnerable: Cuando los juegos de palabras se cobran vidas”. En este estudio, él muestra que los mismos tipos de palabras y frases son utilizados a través de la historia para insultar la dignidad de grupos de personas que están siendo controladas. Entre los grupos que analiza se encuentran las personas de color, los judíos víctimas del Holocausto, y los niños de hoy que viven en los vientres de sus madres. Sus tablas indican que aquellos que quieren negar la humanidad de estos grupos utilizan frases y palabras idénticas para poder controlarlos. Se refieren a ellos como “desperdicios, parásitos, no personas” y demás términos despectivos.
Este tipo de lenguaje abusivo ciertamente se encuentra entre lo que Jesús prohíbe en el pasaje del Evangelio de hoy.
Y cuando ese lenguaje se aplica a las personas, inclusive a los niños que están en los vientres de sus madres, violamos las condiciones de poder llevar nuestra ofrenda al altar. El Profesor Brennan cierra su libro pidiéndonos un lenguaje de afirmación, que eleve más que que degrade. Jesús nos dice que no podemos alabar a Dios a menos que “vayamos primero a reconciliarnos con nuestros hermanos y hermanas”. Si utilizamos lenguaje humillante para con ellos, y no los reconocemos como nuestros pares, entonces todavía no estamos reconciliados. Casualmente, esta es la razón fundamental por la que “elegir ser pro” no es compatible con recibir la Comunión. Para querer estar en Comunión (y por lo tanto completamente reconciliado) con Jesús, tenemos que estar en comunión y completamente reconciliados con todos nuestros hermanos y hermanas, reconociéndolos a todos como personas iguales a nosotros. Esto se contradice totalmente con la mentalidad de “elegir ser pro”.