13º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo C

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Intercesiones Generales: [Spanish PDF]
 

Celebrante: Con confianza en El Señor que nos llama sus discípulos, le presentamos nuestras necesidades.

Diácono/Lector:

Para que la Iglesia continúe proclamando con gozo la misericordia del Señor y seguir tras sus pasos con fidelidad, roguemos al Señor...

Que todos los que enseñan la fe proclamen que el reino de Dios es un reino en cual toda la vida, en cada etapa, esta bienvenida y venerada como un regalo supremo de Dios, le oramos al señor.

Por todos los que se han comprometido a la vida religiosa, para que "habiendo puesto sus manos al arado," nunca miren hacia atrás, sino que sigan siempre hacia delante con gozo en El Señor, roguemos al Señor...

Para que los que se encuentran enfermos reciban el cuidado adecuado, amor y apoyo que se merecen hasta llegar a su muerte natural, roguemos al Señor...

Para que todos los que han fallecido sean purificados del pecado y compartan la resurrección del Señor, roguemos al Señor...

Celebrante:
Padre,
por nuestro bautismo
estamos comprometidos a seguir tras los pasos de Tu Hijo.
Escucha nuestras oraciones,
y ayúdanos a mantener nuestros corazones enfocados en Ti.
Te los pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen.

Adiciones para el boletín:
 

Amenazas Preeminentes

Los Obispos Católicos de los Estados Unidos se dirigieron a nosotros en su documento Ciudadanos Fieles (2015) sobre los preeminentes asuntos morales que enfrentamos en la sociedad hoy. Ellos explican, “En nuestra nación, el ‘aborto y la eutanasia se han convertido en amenazas preeminentes a la dignidad humana porque atacan directamente la vida en sí misma, el bien humano fundamental y la condición para todos los otros bienes. (Viviendo el Evangelio de la Vida, no. 5). El tratar la destrucción de la inocente vida humana como un simple asunto de elección individual, es un error con graves consecuencias morales. Un sistema social que viola el derecho básico a la vida basándolo en la elección es fundamentalmente defectuoso.” (n. 22)

Puntos sugeridos para la homilía dominical:
 

1 Re 19: 16 b, 19-21 Gál. 5:1, 12-18, Lc 9:51-62

https://youtu.be/3fboWNSWMFA
 
La enseñanza de la Segunda Lectura sobre la libertad, crea la oportunidad de predicar hoy acerca de la relación que existe entre la libertad y el derecho a la vida.

Renuentes a describir los detalles sobre el desmembramiento que conlleva el procedimiento del aborto, los patrocinadores de su legalidad se han refugiado en palabras mucho más positivas como “libertad” y “elección”. 
Irónicamente, por supuesto, los abortos no acontecen por la “libertad de elección”, sino más bien porque muchas mujeres en embarazo creen que no tienen la libertad ni la elección, más que la de practicarse un aborto.  De allí que el movimiento Pro-Vida se empeñe a diario en proveer alternativas a éste terrible flagelo.

Invocar “Libertad” para justificar el aborto, distorsiona la noción misma de libertad, de una manera contra la cual nos previene justamente la Segunda Lectura de hoy.  La verdad correctiva que San Pablo brinda es que hemos de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  Los niños no-nacidos son nuestro prójimo, y amarles, comienza por protegerlos de toda forma de violencia.

El mandato de “amar al prójimo como nosotros mismos” no significa simplemente amarles “hasta el punto mismo” en que nos amamos a nosotros mismos, sino más fundamentalmente “amarles como a una persona semejante a nosotros”.  En otras palabras, quiere decir que reconocemos en ellos una persona con el mismo valor, aprecio, dignidad y derechos que nosotros tenemos.   Esto es precisamente donde la mentalidad “Pro-elección” se ha equivocado; cuando falla en ver al niño no nacido como nuestro prójimo.  Las justificaciones para el aborto no se sostendrían si se invocaran como una razón para asesinar a un niño que ha nacido.  “Ama a tu prójimo como un persona semejante a ti mismo”.

Nuestra Declaración de Independencia invoca el “derecho a la vida” como un “derecho inalienable” otorgado a todos por su Creador”; no por su gobierno.  Lo que Dios otorga, el gobierno no puede desposeerlo.  Este es el fundamento mismo de nuestra libertad—que Dios mismo nos concede nuestros derechos humanos, y que, para asegurar éstos derechos, los gobiernos han sido instituidos”.   Esta es la base misma de la Libertad que disfrutamos en Los Estados Unidos.

Preservar esta Libertad requiere preservar los derechos fundamentales que se erigen como su fundamento, comenzando por la Vida misma.

 



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