Ecl 1:2; 2:21-23 / Col 3:1-5, 9-11 / Lc 12:13-21
Ve este vídeo con ideas para homilías pero vida: https://youtu.be/F54tvEKuttw
“Así será para todo aquél que coleccione tesoros para sí mismo pero que no es rico en los asuntos que importan a Dios”. ¿Y qué será aquello que importa a Dios? La Segunda Lectura de hoy ofrece una respuesta a la pregunta que surge del Evangelio del día. Lo que importa a Dios es que nos volvamos como El, que nos “revistamos de un nuevo ser que está siendo renovado a la imagen de su Creador”.
Lo que importa siempre es que hagamos lo que El hace; es decir, que nos entreguemos por amor. Las oraciones de apertura de la eucaristía de hoy, llaman a Dios “el origen nuestro” y declaran, “Nuestra Vida es tu regalo” . Lo que hemos recibido como un regalo, debemos darlo como un regalo, y a través de nuestra generosidad semejante a la de Dios, debemos ser el origen de la vida en los demás.
La dinámica trazada en el Evangelio de Hoy, por la cual observamos la realización de las posesiones terrenales, y fallamos en reconocer y aprender la lección de la Primera Lectura, de que todos los bienes terrenos son pasajeros, es lo que contribuye tan poderosamente a la Cultura de la Muerte.
Muchos son tentados a tomar la vida, por medio del aborto y de la eutanasia, precisamente porque creen que las cosas terrenales se desvanecerán entre sus manos, si son generosos. Y sin embargo, lo que importa a Dios, es si nos estamos entregando a los demás de forma generosa y en todo momento, a los nacidos como a los no-nacidos, a los débiles como también a los fuertes.
Como lo indica el Evangelio, el juicio vendrá en cualquier momento; nuestra oportunidad de dar vida a otros puede cesar en cualquier instante. “¿A quien irá toda vuestra riqueza acumulada?” En la Cultura de la Vida, permanecemos seguros en todo momento, en tanto sabemos que sólo buscamos entregarnos al prójimo, para que otros puedan tener Vida.