21º domingo de tiempo ordinario - Ciclo C

Celebrante:

Nosotros hemos respondido a la invitación de Dios de ir a su Reino. Por tanto rezamos con confianza.

Diácono/Lector:

Para que la iglesia, mediante una clara proclamación del Evangelio y mediante las obras de
misericordia, pueda siempre confortar a aquellos que pasan por pruebas diferentes, roguemos al
Señor…

Para que los líderes de los gobiernos en todo el mundo puedan tomar sus decisiones a la luz de
la verdad y de la justicia que caracterizan al Reino de Dios, roguemos al Señor…

Para que aquellas que encuentran que su embarazo es una prueba muy difícil de llevar puedan experimentar una fortaleza renovada por Dios y por la ayuda de todos nosotros, roguemos al Señor…

Para que los estudiantes que están regresando a clases en estos días puedan sacar la sabiduría y el conocimiento del Espíritu Santo, y cumplan sus deberes diligentemente y en forma segura, roguemos al Señor…

Para que los enfermos puedan experimentar la paz y el gozo que viene de confiar en Dios y en su Providencia en sus vidas, roguemos al Señor…

Para que todos los que han muerto sean recibidos en el eterno banquete de Dios, roguemos al Señor…

Celebrante:

Padre, te damos gracias por hacernos miembros de tu familia. Al escuchar nuestras oraciones,
haz que podamos extender tu bondad a todas nuestras hermanas y hermanos. Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor. Amen.

Testimonio de un papá después de un aborto

"Muchas veces hasta me despierto por la mañana pensando dolorosamente sobre el acto egoísta que sin lugar a dudas hice hace más de 11 años - TODAVÍA! Sé que hice caso omiso de mi conciencia (sorda en ese momento) y de mi instinto paternal. No hay vuelta de hoja: actué - no, yo fui un cobarde. Mi acción, a pesar de mi confesión y el arrepentimiento ante mi Creador - sigue robando gran parte de la alegría de mi vida. Haría cualquier cosa (si Dios acepta el trato) por dar marcha atrás a ese error fatal. "- Ver más testimonies en www.AbortionTestimonies.com.

Is 66:18-21
Heb 12:5-7, 11-13
Lc 13:22-30

Ve este vídeo con ideas para homilías  pero vida: https://youtu.be/lQPhHIpep3k

"Hemos comido y bebido en tu compañía y has enseñado en nuestras calles". Evidentemente, eso no es suficiente para salvarse. El Evangelio hoy nos desafía a ser discípulos en el interior, no sólo externamente. De hecho podemos comer y beber con el señor: está entre nosotros, vamos a misa, nos identificamos como cristianos, tenemos nuestros certificados sacramentales y podemos hasta usar cruces y tener otros símbolos religiosos alrededor de nosotros. Pero eso no es suficiente.

Efectivamente podemos oír al señor enseñar en nuestras calles. Él sigue enseñando y proclamando su Evangelio cada vez que un ministro ordenado de la iglesia predica una homilía. Escuchamos al señor hablando a través de muchos otros, también y a través de nuestro contacto individual con su palabra. Pero todavía no es suficiente.

El Discipulado requiere obediencia a las enseñanzas que escuchamos del Señor, y una verdadera unión con aquel con quien nos sentamos a la mesa. Esto tiene implicaciones para nuestra postura pro-vida. No es y no puede ser suficiente simplemente "ser" pro-vida, en el sentido de que "Creemos que" el aborto es malo, "oponernos", o tener el punto de vista correcto. Activa actitud de oposición al aborto tiene que traducirse en oposición con el comportamiento, no sólo en el sentido de que nunca participaríamos en un aborto, sino en el sentido de que no lo toleramos. Por el contrario, hacemos lo posible por dar la mano e intervenir para salvar a otros que están siendo abortados por la decisión de otros.