26º domingo de tiempo ordinario - Ciclo C

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Intercesiones Generales: [Spanish PDF]
 

Celebrante: Hasta que Cristo regrese, mantendremos el mandamiento de Dios de orar con confianza por todas nuestras necesidades.

Diácono/Lector:

Para que toda la Iglesia responda las necesidades de los hijos de Dio con mayor efectividad, roguemos al Señor...

Para que todos los que predican el Evangelio, así como Amos, reten a los egoístas y auto complacientes a con auto sacrificio, roguemos al Señor...

Para que respondamos el llamado del Lázaro del siglo 21, cuando se nos presenta en el enfermo, y el nonato, roguemos al Señor…

Para que todos los enfermos sean consolados y sanados, roguemos al Señor...

Para que todos los que han fallecido gocen de paz eterna, roguemos al Señor...

Celebrante:

Padre,
al responder el llamado del pobre,
concédenos el gozo que proviene de servirte a Ti.
Mantennos fieles a Ti.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen.

Adiciones para el boletín:
 

Clara Enseñanza

"Tenemos que seguir enseñando con claridad y ayudar a otros líderes católicos para que enseñen claramente nuestro compromiso inequívoco con la protección legal de la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Nuestra enseñanza sobre la vida y la dignidad humana debe reflejarse en nuestras parroquias y nuestra atención educativa, la salud y los ministerios de servicios humanos. Tenemos que hacer más para persuadir a todas las personas que la vida humana es preciosa y la dignidad humana debe ser defendida. Esto requiere un diálogo más efectivo y el compromiso con todos los funcionarios públicos, especialmente  con los funcionarios públicos católicos. Damos la bienvenida a la conversación iniciada por los líderes políticos " - “Católicos en la Vida Política”, en declaración conjunta de los Obispos Católicos de los Estados Unidos, en Junio 18 de 2004.

Puntos sugeridos para la homilía dominical:
 

Am 6:1a, 4-7
1 Tm 6:11-16
Lk 16:19-31

Ve este vídeo con ideas para homilías  pero vida: https://youtu.be/UpFiy1NLPMI

La siguiente es una reflexión que se conecta al pasaje del Evangelio de hoy con el tema del aborto, y puede ayudarnos a darle forma a la homilía del día.  Algunos han hecho la comparación entre el “Lázaro” de éste pasaje, con el Lázaro que Jesús resucitó de entre los muertos en Juan 11. En ese recuento epistolar, Jesús se encuentra profundamente perturbado entre más se aproxima a la tumba – una tristeza no sólo causada por la muerte de su amigo, sino por la injusticia de la misma, en tanto pudo haberse evitado fácilmente. 

Aprendemos muchas lecciones de los que van al cielo. En la historia del hombre rico y Lázaro, aprendemos una lección de alguien que se fue al infierno.

¿Por qué fue condenado el hombre rico? ¿Era porque tenía tanto? ¿Hay algo intrínsecamente pecaminoso en la púrpura y de lino con que que se vestía, o las fiestas en las que se entregaba a los placeres? No. El hombre rico fue al infierno porque ignoró al otro hombre. Él no fue condenado por lo que hizo, ¡sino por lo que no hizo!, no reconoció o trató a Lázaro como su igual, como su hermano. Mas bien, el hombre rico pensaba que sus posesiones eran mayores y mejores que lo que Lázaro pudiera tener y por lo tanto suponía que Lázaro valía menos que él.

La historia nos lleva a preguntarnos qué haríamos si estuviéramos en su lugar. Sin embargo, el hecho es que estamos allí ahora. El “Lázaro” del siglo 21 se encuentra en medio de nosotros. Él está en medio de nosotros, en los pobres, en los problemáticos, la incomodidad, la persona que es más pequeño y más débil de lo que somos, y la persona que parece diferente y menos valioso. En particular, el Lázaro del siglo 21 es nuestro hermano o hermana no nacido. Esta es la persona rechazada por la sociedad, la persona que pide ayuda para vivir, pero cuyos gritos se rechazan algunas 3,000 veces al día en nuestro país. Esta es la persona desgarrada y tirada  por el aborto.

El rico fue condenado por no tratar a Lázaro como su hermano. También vamos a ser condenados si no tratamos al no nacido como nuestro hermano o hermana. Muchos pueden oponerse al aborto y nunca tener o ser cómplice uno, pero luego se cuestionan con: "¿Quién soy yo para interferir con la elección de una mujer a abortar?”  Hoy en día, te diré quién eres. ¡Eres  el hermano, la hermana de ese niño en el vientre!" ¿Quién soy yo para interferir con su elección?” Eres un ser humano que tiene la suficiente decencia de ponerse de pie y decir "¡NO!" cuando veas a otro ser a punto de ser asesinado. "¿Quién soy yo para interferir con su elección?"  Eres una persona que tiene la sabiduría suficiente para darse cuenta de que la injusticia de un ser humano es la injusticia de toda la humanidad, y que tu vida es tan valiosa como la vida del niño no nacido. "¿Quién soy yo para interferir con su elección?"  Tu eres un seguidor de Aquél que dijo: "Lo que le hagas  al más pequeño de mis hermanos, me lo haces a mí.”  ¿Acaso no creemos que si permitimos que una persona muera de hambre, que estamos provocando que Cristo muera de hambre? ¿Acaso no creemos que si dejamos al enfermo abandonado, que estamos dejando a Cristo desatendido? ¿No debemos entonces creer también que cada vez que un niño en el vientre materno se despedaza , quemado, aplastado, y luego se tira, que Cristo es destrozado, quemado, aplastado, y tirado? ¡Es Cristo no nacido! ¡Cuando nos levantamos por la defensa de la vida, nos ponemos de pie para Él!

 



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