Octavo Domingo de Tiempo Ordinario
- Ciclo A
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Intercesiones Generales:
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Celebrante: Con confianza en Quien sabemos se preocupa por nosotros mucho más que por las aves del cielo, confiemos todas nuestras necesidades en sus manos. Diácono/Lector: Para que aquellos a quienes se les han confiado responsabilidades en la Iglesia y en el gobierno civil demuestren ser dignos de confianza en los papeles de servicio que Dios les ha dado, roguemos al Señor… Para que el Señor aumente las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, y que aquellos llamados puedan ser generosos, roguemos al Señor… Para que las madres que son tentadas a abortar el niño en su vientre sean liberadas de la ansiedad y fortalecidas en su llamado especial a nutrir la vida, roguemos al Señor… Para que aquellos que están preocupados por poder satisfaces las demandas básicas de la vida puedan encontrar la consoladora gracia del Señor y la generosa ayuda de su pueblo, roguemos al Señor… Para que los pobres, los que están en desventaja, los desempleados, y los olvidados puedan experimentar el poder del Espíritu de Dios y la ayuda de su pueblo, roguemos al Señor… Para que los enfermos puedan ser curados si es la voluntad de Dios, y para que los difuntos sean purificados y acogidos en el gozo eterno, roguemos al Señor… Celebrante: Padre, Al presentarte nuestras necesidades, Te pedimos que aumentes nuestra fe, Líbranos de toda ansiedad, Y danos la constante certeza de tu presencia Y tu gracia. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
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Adiciones para el boletín: |
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Casados con Dios La primera lectura del Evangelio de hoy revela que Dios nos ama tanto que se describe a sí mismo como nuestro esposo. No se contenta con “mirarnos desde la distancia,” o simplemente “enviarnos” su amor. Por el contrario, viene radicalmente cerca de nosotros, llenándonos de su ser, y se nos entrega totalmente. Nosotros, a cambio, estamos llamados a entregarnos totalmente a él, como a un esposo. El matrimonio entre Dios y su pueblo, entre Cristo y su Iglesia, es permanente y fructífero. Este lazo de amor no puede ser roto, más aún, siempre trae consigo nueva vida en el espíritu. Por ser la Iglesia la Esposa de Cristo es por lo que proclama la dignidad de toda la vida humana, y nos llama a acoger cada vida con generosidad.
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Puntos sugeridos para la homilía dominical: |
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Is 49:14-15 1 Corintios 4:1-5 Mt 6:24-34 Las conexiones pro-vida con las lecturas de hoy son hechas mediante una poderosa y conmovedora declaración en la primera lectura ya que el que una madre abandone a su propio hijo es casi tan inimaginable como Dios renunciando a su propio pueblo. Casi - porque Dios sabe muy bien que las madres pueden, y de hecho a veces sí, abandonana sus hijos. Pero él nunca nos abandonará. Porque el aborto es un abandono a nuestros propios hijos, Dios está declarando en este pasaje que tal acción refleja la forma más dramática de infidelidad de la que los seres humanos son capaces. La comparación de la relación madre – hijo con el cuidado del propio Dios hacia nosotros, también refleja el hecho de que Dios, al darnos la vida, también nos ha confiado el cuidado de nuestras vidas entre nosotros. Esto es, de hecho, un aspecto de ser hecho "a imagen y semejanza de Dios." No es sólo cuestión de lo que cada uno de nosotros es en sí mismo. Es una cuestión de comunión con los demás, nuestro servicio de entrega, amor y unidad, reflejando la vida interior del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que se entregan totalmente el uno al otro y no es possible que puedan serse infieles. El Evangelio nos da entonces una de las causas de la infidelidad humana, incluyendo el aborto . Nos preocupamos por la forma en que vamos a manatener a los demás. ¿No es éste el núcleo de muchas tentaciones para abortar? ¿Cómo voy a mantener al niño? ¿Cómo voy a poder darle lo que este niño merece? El Señor nos dice que dejemos de preocuparnos por esas cosas. Esto no quiere decir que no vamos a ser prudentes y que no vamos a planear. Esto, sin embargo, significa, que cuando ya existe un niño - ya sea en el vientre o fuera del vientre - estamos llamados a confiar en el cuidado de Dios para con nosotros y para con ese niño. Preocuparse por el mañana, angustiarnos sobre cómo vamos a mantener a alguien, nunca puede ser una justificación para matar a esa persona. "Busca primeramente el reino antes que a ti." En otras palabras, sólo él tiene dominio sobre la vida humana. Nadie puede elegir que otro viva o muera. Nadie puede predecir el futuro, o poner en una balanza el valor de la vida de una persona. Ninguna persona es propiedad de otra, y ninguna nación puede anular la personalidad de nadie, nacido o no nacido. Buscar el reino de Dios significa que igualmente reconocemos su poder y confiamos en su Providencia. Eso nos llena de esperanza, la cual nos da el valor de decir sí a la vida.
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