Domingo 2º de Cuaresma
- Ciclo C
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Intercesiones Generales:
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Celebrante: Dios nos ha dado a su único Hijo. En su nombre, y con sus Gracias, oramos. Diácono / Lector: Para que todos los que proclaman el Evangelio puedan efectivamente llevar al mundo entero a escuchar a Jesús, el único Salvador e Hijo de Dios, roguemos al Señor... Para que todos los sacerdotes puedan disfrutar del fiel apoyo, y la gratitud de toda la gente a quien les sirven, roguemos al Señor... Para que al reconocer nuestra ciudadanía celestial, trabajemos para ser ciudadanos efectivos aquí en nuestra casa terrenal, roguemos al Señor... Para que los pobres, los desamparados y los no nacidos puedan experimentar la protección del Dios que guió a Abraham, roguemos al Señor... Por todos los enfermos, los preocupados, y por todos los que han solicitado nuestras oraciones, roguemos al Señor... Por todos los que han sido llamados a su recompensa eterna, especialmente nuestros parientes y parroquianos, roguemos al Señor... Celebrante:
Padre,
al escuchar y atender nuestras oraciones,
danos la gracia para siempre escuchar
la voz de tu amadísimo Hijo,
quien es El Señor por los siglos de los siglos. Amen
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Adiciones para el boletín: |
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Ayuda a las Mujeres Gestantes Necesitadas “Como nos recuerda el Papa Francisco, hemos de ofrecer apoyo a las madres en gestación o en proceso de crianza dejándoles saber que nuestras parroquias son “islas de misericordia en medio de un océano de indiferencia”. Todos los miembros de la parroquia deberían saber adónde referir a aquellas mujeres gestantes que se hallen en necesidad. El programa nacional de los Obispos Católicos de los Estados Unidos, Caminando con Las Madres Necesitadas, nos ayuda a alimentar y proteger vidas. Tanto hombres como mujeres que sufren a causa de un aborto necesitan que alguien les recuerde que hay esperanza y sanidad a través de los ministerios tales como Proyecto Raquel y el Refugio de Raquel. La Misericordia de Dios y el perdón son ilimitados, y todos necesitamos ser agentes de la Misericordia de Dios para los demás” . La “Ley del Latido Cardíaco” de Texas mantendrá los corazones de miles de pequeños niños por nacer, latiendo con vida. Obispo Michael Pfeifer, O.M.I Obispo emérito de la Diócesis de San Angelo- Septiembre 8, 2021.
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Puntos sugeridos para la homilía dominical: |
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Gen 15:5-12, 17-18
Fil 3:17 - 4:1 o 3:20 - 4:1
Luc 9:28b-36 Abrán (en la primera lectura) calló en un profundo sueño y una terrible obscuridad. En la montaña de la transfiguración (en el Evangelio), el tema de discusión era del profundo sueño que caería sobre el Señor en el Monte Calvario. En ambos casos, Dios establece una alianza en medio de la obscuridad, que abre paso a nueva luz y a la promesa. El nombre << Abrán>> significa <<padre exaltado>> ; pronto sería <<Abrahán>> que significa <<padre de una multitud>>. Las estrellas del cielo no equivalen al número de descendientes que el tendrá. A los 99 años Dios le dice que él tendrá un hijo y que ¡será padre de muchas naciones! Y se cumplió. Nosotros somos parte de su descendencia, porque él es nuestro padre en la fe, como nos explica San Pablo. Nosotros tenemos la misma fe profunda que tuvo él, y al igual hemos visto que a pesar del aparente poder de la muerte, Dios es victorioso. La profunda y aterradora obscuridad que padeció el Señor en el Calvario causó que sus discípulos huyeran. Pero aún así el recuerdo de la Transfiguración quizá les dio valor, porque aunque hayan huido, ellos no abandonaron su fe. En Pascua quedó claro que la luz vence la oscuridad, la vida vence la muerte, y la Nueva Alianza en la sangre de Cristo dará lugar a innumerables hijos de Dios, entre los cuales tenemos el privilegio de ser contados. En cada Misa, renovamos esta alianza de vida. Es la celebración de la victoria de la vida. Volvemos a comprometernos al Dios de la vida, y a apoyar firmemente la vida en medio de una cultura que ha caído en un sueño profundo y una terrible obscuridad--- la cultura de la muerte, confundiendo a la muerte como una solución a sus problemas. Sin embargo, vemos hoy al Señor en su gloria, y nos fortalecemos al escuchar al Hijo de Dios como la última palabra entre todos los mensajes contrarios en nuestra cultura.
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