Sir. 35:12-14, 16-18
2 Tm. 4:6-8, 16-18
Lc. 18:9-14
Ve este vídeo con ideas para homilías pero vida: https://youtu.be/AwMgzPJpW0E
La enseñanza en las lecturas de hoy nos muestra que "la oración del humilde atraviesa las nubes."
Pero la lección no es sólo acerca de la eficacia de la oración. Es sobre el amor de Dios por los más pequeños, los marginados , los "pobres" –que implican mucho más que los privados de las cosas materiales– y más fundamentalmente de aquéllos que no tienen la ayuda que Dios. El Señor escucha el grito de los pobres "de los que claman a él”, de los que no tienen acceso a ninguna de las estructuras de poder de este mundo, que deberían protegerles y que, sin embargo, no lo hacen.
Dios escucha a los "pobres ", ya que pertenece a su naturaleza hacerlo. Él es, como proclama la primera lectura, " un Dios de justicia.”
“Justicia" es un tema de gran alcance en la Escritura, y se refiere a la intervención de Dios para rescatar a los indefensos. El acto fundamental de la justicia, de la intervención de Dios en el Antiguo Testamento es el Éxodo, presagiando el acto supremo de justicia en Cristo Jesús, quien nos libra del reino de la muerte y el infierno por su propia muerte y resurrección.
Todo esto apunta, por supuesto, a la preocupación de Dios por los más pobres entre los pobres y los más indefensos de todos, los niños todavía en el útero. No tienen acceso a las estructuras de poder de este mundo, que les han privado oficialmente de sus derechos humanos fundamentales. Ningún grupo de seres humanos es más víctima, o en mayor número, que los niños en los primeros nueve meses después de la concepción.
El Dios de la justicia requiere de su pueblo a " hacer justicia", es decir, a " escuchar el clamor de los oprimidos ", como él lo hace. El niño por nacer es, en efecto, " el huérfano”, a menudo renegados por padres que recurren al aborto. La madre embarazada es, para efectos prácticos, comparada con la difícil situación de la “viuda" en la Escritura, porque la mitad de las que tienen abortos dicen que no pueden seguir adelante con el embarazo debido a la falta de apoyo por parte del padre del niño.
Estamos llamados a intervenir, para llegar a aquellos tentados a abortar y fortalecerlos para hacer lo que es correcto, y hablar y tomar medidas para restablecer la protección a los no nacidos , porque el Señor escucha el grito de los pobres e indefensos.