Ex 17:3-7
Rom 5:1-2, 5-8
Jn 4:5-42 or 4:5-15, 19b-26, 39a, 40-42
Las lecturas del tercer domingo de Cuaresma, Ciclo A, forman un triduo junto con los del Cuarto y Quinto Domingo, haciendo énfasis en los temas de bautismo de agua (la mujer en el pozo), luz (la curación del ciego de nacimiento), y de la Vida (la resurrección de Lázaro). Estas lecturas poderosas recuerdan a los que se preparan para el bautismo, así como todos los bautizados y llo que esta vida bautismal implica.
El pasaje evangélico se refiere al ofrecimiento de Jesús de las aguas de la vida nueva con la mujer samaritana, junto al resto de las lecturas de hoy, se señalan tres cosas.
1. Jesús ofrece su don de la vida sin tener en cuenta las falsas barreras que la sociedad pone en marcha entre las personas. Por ejemplo “los judíos tienen nada que ver con los samaritanos". Por otra parte, los discípulos se sorprendieron de verlo hablando con una mujer. Jesús rompe a través de estas falsas barreras que la sociedad había creado.
2. Este regalo de la vida viene a través de la muerte y resurrección de Cristo. La roca en la primera lectura representa a Cristo. Cuando Pablo se refiere a los Corintios (ver 1 Cor. 10:4), la tradición era que la roca continuó siguiendo a los israelitas en el viaje, y que la roca era Cristo. La roca fue golpeada, al igual que fue golpeado y crucificado a Cristo, y el agua fluyó de su costado. La segunda lectura también hace hincapié en su pasión, muerte y resurrección como la fuente de esta nueva vida, " derramado en nuestros corazones ", como el agua vertida en la roca.
3. Para aceptar el regalo, se requiere de arrepentimiento. La mujer tuvo que ir a buscar a su esposo primero, arrepintiéndose de sus múltiples pecados.
Todo esto ilumina nuestro compromiso a favor de la vida, debido a que la oferta de vida eterna presupone necesariamente la oferta de vida natural – del no nacido, sin el tipo de los falsos límites de la sociedad actual establece entre nacidos y no nacidos.
Por otra parte, puesto que Cristo da la vida, de estar junto a Cristo significa estar a favor de la vida, y por tanto a estar en contra de todo lo que la destruye. Uno simplemente no puede ser un "pro-elección cristiana", no debe ser un simple activismo, debe coexistir el compromiso.
Por último, aceptar a Cristo necesariamente significa arrepentimiento, que es algo concreto e "histórico" en nuestras vidas. Incluye un rechazo específico de aborto. Cualquier forma de participación en el aborto o la de apoyo al aborto es incompatible con la aceptación de Cristo y la vida de los bautizados.