Pascua, Ciclo A
- Ciclo A
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Intercesiones Generales:
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Celebrante: Por su Resurrección, Cristo conquistó todo lo que esta entre Dios y nosotros. Por eso, nos acercamos al Padre con gran confianza. Diácono / Lector: Por los líderes de la Iglesia para que sean renovados en su misión de guiar a toda la gente hacia Jesús, El Señor Resucitado, roguemos al Señor... Por una unidad más profunda entre los Cristianos, al proclamar unidos la Resurrección del Señor, roguemos al Señor... Para que Jesús Resucitado, guíe, y proteja a todos los que sirven en cargos públicos de gobierno, roguemos al Señor... Para que Jesús, quien conquistó a la muerte, fortalezca nuestra sociedad para eliminar los males del aborto, la eutanasia, y la pena capital, roguemos al Señor... Para que los enfermos sean consolados y sanados, y por todos los que han fallecido para que compartan en la Resurrección del Señor, roguemos al Señor... Celebrante: Padre, ya nos has dado mas de lo que merecemos con la Resurrección de Jesús. Escucha nuestras plegarias, y haznos más fieles a Él, quien es Dios y Señor Nuestro. Amen.
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Adiciones para el boletín: |
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Nuestra Misión de Pascua "No tengan miedo. El resultado de la batalla por la vida ya está decidido, a pesar de que la lucha continúa contra grandes dificultades y con mucho sufrimiento... "Cristo está ahora resucitado de entre los muertos, primicia de los que se han dormido... en Cristo todos serán vueltos a la vida "(1 Cor. 15:20-22). Esta es la paradoja del mensaje cristiano: Cristo - la cabeza - ya ha vencido el pecado y la muerte. Cristo en su cuerpo - el pueblo peregrino de Dios - continuamente sufre los embates del Maligno y todo el mal que la humanidad pecadora es capaz de hacer. "El mensaje liberador del Evangelio de la vida ha sido puesto en sus manos. Y la misión de proclamarlo a toda la tierra ha sido pasada ahora a su generación. Al igual que el gran apóstol Pablo, ustedes deben sentir la urgencia de toda esta tarea: "Ay de mí si no evangelizo" (1 Corintios 9:16.). Ay de ustedes si no tienen éxito en la defensa de la vida. La Iglesia necesita sus energías y entusiasmos, sus ideas rejuvenecidas para lograr que el Evangelio de la Vida penetre la trama de la sociedad transformando los corazones de las personas y las estructuras sociales a fin de crear una civilización de verdadera justicia y amor.” – San Juan Pablo II a la juventud, 15 de agosto de 1993, Denver, Colorado.
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Puntos sugeridos para la homilía dominical: |
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Hechos 10:34a, 37-43 Col 3:1-4 ó 1 Cor 5:6b-8 Jn 20:1-9 ó Mt 28:1-10 o, en una Misa vespertina o nocturna, Lucas 24:13-35 No hay mejor día para predicar la victoria de la vida que el día de hoy, el día del Banquete de la Vida, el Banquete de la victoria de Cristo sobre la muerte. La Pascua deja en claro que ser “provida” no es algo que surja principalmente de alguna lealtad política o ideológica, ni tampoco simplemente de una causa, un plan, un proyecto o una organización. Ser provida, con todas sus manifestaciones y actividades, surge de lo que pasó en la Pascua. Cristo no sólo conquistó su muerte; ¡Él eliminó por completo el reino de la muerte! En la Pascua, no vamos a la Iglesia simplemente para felicitar a Jesús por resucitar de entre los muertos. Vamos a celebrar el hecho de que compartimos esa victoria. Nosotros también, por vivir y morir en Él, resucitaremos en Él en el último día. Pero esta victoria también es de hoy, porque compartimos su vida resucitada a cada momento. Si compartimos su vida, somos “el Pueblo de la Pascua” o como la encíclica Evangelium Vitae expresa, “el Pueblo de la Vida”. Esto significa que proclamamos la victoria de la vida y nos mantenemos firmes en contra de todas las fuerzas de la sociedad que intentan eclipsar o destruir el valor de la vida, fuerzas entre las que se encuentra principalmente el aborto. Nos enfrentamos a estas fuerzas, sin intimidarnos, sin vacilar, y sin estar inseguros de nuestra capacidad para superarlas. En cambio, nos enfrentamos a ellas con fortaleza, declarando que ya no tienen sustento ni lugar entre nosotros. ¡Cristo ha resucitado! En este día predicamos con todo el vigor y la convicción que nos inspira el Evangelio, ¡y enviamos a nuestro pueblo a aplicar la victoria de la Pascua de Cristo en cada segmento de la sociedad!
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