5º Semana de Cuaresma - Ciclo B

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Intercesiones Generales: [Spanish PDF]
 

Celebrante: Con la esperanza que viene de la muerte y resurrección de Jesús, te ofrecemos Padre celestial nuestras peticiones.

Diácono / Lector:

Para que los miembros de la Iglesia crezcan en fe y vivan vidas mas llenas del amor de Dios, roguemos al Señor...

Para que todos los gobernantes sean bendecidos con la fuerza y sabiduría que necesitan para llevar a cabo sus responsabilidades, roguemos al Señor...

Para que Jesús, quien entrega su vida por nosotros, nos ayude a encontrar la fuerza en nuestro sacrificio por el prójimo, especialmente por los pobres, los débiles, los no nacidos y los no deseados, roguemos al Señor...

Para que todos los que sufren de los efectos de la Guerra y desastres naturales sean ayudados en su sufrimiento, roguemos al Señor...

Por todos los que se preparan para ser bautizados vivan el gozo de ser bienvenidos a la comunidad Cristiana, roguemos al Señor...

Por todos los que han fallecido para que descansen de sus labores en el amoroso cuidado de Dios, roguemos al Señor...

Celebrante:
Dios todopoderoso, escucha nuestras plegarias, y
concedenos vivir más llenos de tu amor cada día.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen. 

Adiciones para el boletín:
 

La sabiduría de los años…

Tertuliano, un escritor cristiano quien murió en el siglo tercero, escribió lo siguiente: ‘De este modo, se lee en la Palabra de Dios, que habló a Jeremías: “Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre, te conocía”. Si Dios nos formó en el vientre, Él también nos da el aliento como hizo en el principio; “y Dios creó al hombre y sopló en él aliento de vida”. Tampoco podría Dios haber conocido al hombre en el seno de su madre, a menos que fuera un hombre completo. “Y antes de que salieras del vientre materno, te consagré”. ¿Era, entonces, un cuerpo muerto en esa etapa? Seguro que no, porque “Dios es un Dios de vivos y no de muertos”’. (De Ánima 26, 5)

Puntos sugeridos para la homilía dominical:
 

Jer 31:31-34
Heb 5:7-9
Jn 12:20-33

ver un video con consejos para la homilía: https://youtu.be/TnxJh72FS3k

 El Evangelio de Cristo es el Evangelio de la Vida, precisamente porque cuando, “el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto…” La paradoja del Evangelio de la Vida es que la vida está vertida sobre el mundo precisamente cuando la vida esta sacrificada por el bien de los demás. En Evangelium Vitae leemos:

“El, que no había « venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos » (Mc 10, 45), alcanza en la Cruz la plenitud del amor. « Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos » (Jn 15, 13). Y El murió por nosotros siendo todavía nosotros pecadores (cf. Rm 5, 8).

De este modo proclama que la vida encuentra su centro, su sentido y su plenitud cuando se entrega. En este punto la meditación se hace alabanza y agradecimiento y, al mismo tiempo, nos invita a imitar a Jesús y a seguir sus huellas (cf. 1 P 2, 21).

También nosotros estamos llamados a dar nuestra vida por los hermanos, realizando de este modo en plenitud de verdad el sentido y el destino de nuestra existencia.” (EV #51)

Cristo es el grano de trigo que cae en la tierra, pero también está “ levantado de la tierra” así en la Cruz como la Resurrección y Ascensión. Y el fruto es que El “ atrae a todos hacia Sí Mismo”. Hemos aquí los temas poderosos de la fecundidad vivificativa y de la unidad. La cultura de la muerte niega los dos. Abraza, a través de la retorica pro-elección “el amor de su propia vida” que rechaza Cristo en esta enseñanza evangélica. Las palabras, “Este es mi Cuerpo,” están utilizadas con significado opuesto: “Yo controlo mi vida,” o “Yo doy mi vida.”

El acercamiento a la Semana Santa y la meditación en la Pasión, es un tiempo perfecto para llamar a nuestro pueblo al compromiso renovado a sacrificarnos para defender a los indefensos, particularmente los más oprimidos, que son los no nacidos.



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