Tercer Domingo de Pascua - Ciclo A

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Intercesiones Generales: [Spanish PDF]
 
Celebrante: Como los discípulos de Emaus, hemos escuchado al Señor. Ahora con profunda confianza le presentamos nuestras necesidades. 
 
Diácono / Lector: 
 
Por todos los que no conocen el nombre de Jesús, para que juntos, le podamos reconocer al partir el Pan, roguemos al Señor... 

Por todos los que han sido bautizados y han sido recibidos en la Iglesia en esta Pascua, para que crezcan en santidad y gozo, roguemos al Señor... 

 
Para que todos los Cristianos que tienen algún cargo publico nunca se avergüencen de su fe en el Señor Jesucristo, roguemos al Señor... 
 
Para que al reconocer a Jesús en el partir del Pan, también lo reconozcamos en el pobre, el enfermo, el marginado y el no nacido, roguemos al Señor... 
 
Por todos en la Iglesia que se preparan para ser ordenados como sacerdotes y diáconos en esta primavera, para que reciban la gracia de la fidelidad a sus responsabilidades sagradas, roguemos al Señor... 
 
Para que los enfermos y los que sufren sean sanados y para que los difuntos reciban la paz en Cristo, roguemos al Señor... 
 
Celebrante: 
Padre, 
Nuestros corazones arden, 
porque hemos escuchado Tu Palabra. 
Prepáranos para ofrecer este sacrificio 
y para recibir el Pan de Vida. 
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen.
Adiciones para el boletín:
 

“La tolerancia y la promoción del aborto, social y legalmente, ha nublado las conciencias de los individuos y ha hecho difícil para muchos distinguir entre el bien y el mal, aun cuando lo que está en juego es el derecho fundamental a la vida. Si rechazamos el valor y la dignidad de la vida humana, nuestra cultura se va basando más y más en una mentira y sus estructuras no pueden durar. (Obispo Michael W. Warfel)

Puntos sugeridos para la homilía dominical:
 
Acts 2:14, 22-33
1 Pt 1:17-21
Lk 24:13-35 
 
Ve este vídeo con ideas para homilías  pero vida: https://youtu.be/RqTjXYTdHr4
 
“Tú me mostrarás el camino de la vida”. Estas líneas del salmo responsorial de hoy resumen el mensaje de esta liturgia y del tiempo de Pascua. Jesucristo, resucitado de entre los muertos, llena a su gente con la misma vida, y esto se convierte en un camino, una forma de vida. Por eso es que Pedro puede decir en la segunda lectura: “ustedes fueron rescatados de la manera vana de vivir”.
 
El viaje de los discípulos hacia Emaús, por supuesto, simboliza este “camino de vida” y la nueva forma en que estamos llamados a caminar. A lo largo de este camino, y en medio de los desafíos de la vida, podemos ser tentados, como ellos lo fueron, a “andar cabizbajos” y simplemente hablar sobre cómo “esperábamos” que las cosas estuvieran mejor. Al darle a la muerte más crédito de lo que merece, podemos fallar en reconocer a Jesús que camina con nosotros en las horas más difíciles.
 
Esto es especialmente verdadero en una “cultura de muerte”, cuando aquellas horas más difíciles pueden tentar a las personas a recurrir al aborto o la eutanasia. Cristo, resucitado de entre los muertos, camina con nosotros y cena con nosotros. Nos rescata de nuestra “vana manera de vivir” y de considerar a la muerte como una solución para nuestros problemas, porque ahora el reino de la muerte está vencido. Al aceptar el arrepentimiento que da vida, nos llenamos del Espíritu Santo que nos envía Cristo resucitado, según lo expresa la primera lectura. Ese Espíritu no solo nos purifica, sino también nos permite anunciar el Evangelio de la Vida y convertirnos en defensores de todos nuestros hermanos y hermanas, así como el Espíritu Santo es nuestro propio defensor.
 


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