4º Domingo de Pascua - Ciclo C

Celebrante: Jesús ha resucitado. El guía a su rebaño hacia las bendiciones eternas.  Renovados en la confianza, por medio de Él, le presentamos al Padre nuestras peticiones.

Diácono / Lector:

Para que los líderes de la Iglesia y de los gobiernos continúen aprendiendo del Buen Pastor, quien está siempre listo para dar su vida por el rebaño, Roguemos al Señor...

Para que los jóvenes escuchen y respondan al llamado de Dios de servirle como sacerdotes y diáconos, Roguemos al Señor...

Para que el Señor sostenga en su mano, y derrame su cuidado,  sobre  todas las madres, vivas y difuntas, roguemos al Señor..

Para un incremento en las vocaciones de la vida religiosa, y por que Dios bendiga a todos los que se han consagrado a Su servicio en comunidades religiosas, Roguemos al Señor...

Para que Jesús, el Buen Pastor de cuyas manos nadie puede ser arrebatado, proteja a todos los niños en peligro de ser abortados, Roguemos al Señor...

Por los pobres y desamparados, por los que sufren de discriminación y rechazo, y por todos los que están enfermos, Roguemos al Señor...

Por todos los que han fallecido, para que sean dirigidos por el Buen Pastor hacia las aguas de vida eterna, Roguemos al Señor...

Celebrante:

Padre,
tu nos llamas a todos a servirte con alegría y fidelidad.
Escucha nuestras súplicas, y llévanos al gozo eterno.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen.

El Pueblo de la Vida

Es bastante asombroso que alguien haya resucitado de entre los muertos por su propio poder. Pero el Señor Jesús al resucitar de entre los muertos, no sólo conquista su muerte; él conquista la nuestra. Él echó abajo todo el reino de la muerte. El ministerio de la Iglesia en su totalidad, está enfocado en traernos a nosotros – y a toda la humanidad – la vida eterna que brota de Cristo y de su Resurrección. En este sentido es que él es el Buen Pastor. No sólo nos libra del peligro en esta vida; él nos pastorea a través de la muerte en sí misma, hacia la vida que no conocen fin.

Hechos 13:14, 43-52
Apoc 7:9, 14b-17
Juan 10:27-30

Ve este vídeo con ideas para homilías  pero vida: https://youtu.be/BSWlUtgRAqY

La primera y segunda lectura de hoy iluminan el significado del título "Buen pastor" de Jesús y el significado de su afirmación en el evangelio de que él conoce a sus ovejas y que ellas lo siguen. Esto no se refiere simplemente a seguir sus enseñanzas en esta vida. El buen Pastor, quien murió por las ovejas, pastoreándolas hacia la muerte y arrancándolas se sus garras hacia la vida que conquista a toda muerte.  "Yo las conozco," él dice. Conoce nuestra vida y el dolor de nuestra muerte. "Me siguen," él dice. Lo seguimos a la gloria exaltada de una vida, en nuestro cuerpo humano y el alma, que será liberada de la corrupción del pecado y la muerte, y que además incluirá nuestra propia resurrección de entre los muertos. 

La primera lectura habla sobre la proclamación de este obsequio y de la manera en que la gente lo acepta y  lo rechaza. La segunda lectura muestra el resultado final de este regalo – una multitud de cada nación, resucitada de entre los muertos, se reunieron alrededor del trono y el cordero, compartiendo su vida para siempre.

Dios no es indiferente ante el poder de la muerte sobre su pueblo. "Nadie puede sacarlos de mi mano." Nos defiende vigorosamente contra el poder de la muerte. Como las personas que han aceptado Su vida y que lo siguen, también defendemos a nuestros hermanos y hermanas de las garras de la muerte. La proclamación de las lecturas de hoy es el fundamento mismo de la cultura de la vida y el movimiento pro-vida.